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Blanco defiende la "utilidad pública y social" del corredor verde frente al posible recurso de Asaja

El consejero de Medio Ambiente, José Luis Blanco, se empleó ayer a fondo en la defensa del corredor verde del río Guadiamar, que ocupará una superficie superior a las 5.000 hectáreas y 100 kilómetros de longitud. "No construimos el corredor sólo por el vertido de Aznalcóllar y la contaminación, sino como el que hace una infraestructura medioambiental, que tiene la misma utilidad pública y social que una autopista o un pantano". Blanco agregó que la Junta ha acreditado su capacidad de reacción ante desastres medioambientales como el del vertido tóxico.

El consejero se anticipó a un posible varapalo judicial si Asaja emprende acciones contra las expropiaciones: "Si los tribunales dijeran lo contrario, apaga y vámonos. Eso quiere decir que el medio ambiente no tiene la consideración jurídica que merece, que las leyes medioambientales son menos leyes". Blanco considera que la Junta ha salvado con éxito el examen de Aznalcóllar. "Hemos demostrado que al día siguiente de producirse el accidente teniamod controlados sus efectos. En un mes se puso en marcha un operativo que ha sido capaz de mover siete millones de metros cúbicos de lodo y tres millones de metros cúbicos de agua. Eso es como movilizar un pantano". Para ello, se emplearon 500 vehículos pesados y maquinaria, que recorrieron 80.000 kilómetros cada uno para "amortiguar y resolver el problema". El consejero presentó ayer en Cádiz la memoria de la consejería de 1998 y en la que el vertido de las minas de Aznalcóllar ocupa un monográfico de 20 páginas, una extensión que Blanco considera suficiente ya que 1998 fue "al año más grave en términos de accidentes medioambientales. "Podrían hacer un resumen de lo publicado en los periódicos y llevaría más páginas", ironizó. Consecuencias del vertido En un capítulo dedicado a las consecuencias inmediatas del vertido, se destaca que "en los primeros días, tras el accidente, se desencadena la alarma social, realizándose valoraciones catastrofistas de las repercusiones del accidente, en particular sobre los productos agrícolas y pesqueros". Uno de los efectos positivos del vertido es que se ha incrementado el control sobre el resto de balsas de residuos y de agua de Andalucía y "se ha reducido enormemente el potencial de riesgo de balsas con restos de actividad agrícolas". La memoria aborda los efectos del vertido para el medio ambiente, el trabajo administrativo que siguió a la rotura de la balsa y los planes de recuperación de la zona que se han puesto en marcha. Según se detalla, el Programa de Control y Seguimiento de la calidad sanitaria ha permitido "constatar" que la contaminación originada por el vertido "no ha tenido hasta el momento consecuencias en la salud de la población" ni "se han detectado en los estudios epidemiológicos problemas de salud que se puedan atribuir al vertido ni tampoco en los alimentos y aguas de consumo". La detección de minerales en los alimentos se reduce al cobre hallado en algunos cructáceos de la desembocadura del Guadalquivir, "sin que estos niveles puedan ser directamente relacionados con el vertido". Seguimiento de las aves Respecto al seguimiento de los efectos contaminantes en la fauna y la flora, los controles en las aves acuáticas han puesto de manifiesto "en general" que la contaminación en músculo está por debajo de los niveles "que podrán considerarse como tóxicos para las aves para el consumo". Los muestreos de octubre, noviembre y diciembre ofrecen una tendencia "hacia la disminución de la contaminación en estos animales". El uso de sustancias radiactivas y el escape de cesio 137 de Acerinox merece también un monográfico en la Memoria, donde se explican nociones básicas sobre la radicación y se analiza el incidente de la factoría de Los Barrios. El escape fue detectado "por varias estaciones europeas sin que el Consejo de Seguridad Nuclear español controlara incremento de ese elemento en la atmósfera". Otras informaciones que se aportan en el trabajo de la consejería se refieren al control de las aguas residuales depuradas, que superan el 50% de las que se vierten al mar. Durante el pasado año se destinaron 82.000 millones de pesetas al Plan de Playas, que pretende mejorar la calidad ambiental y turística del litoral. José Luis Blanco destacó, por otra parte, que el balance de los incendios forestales es bueno, teniendo en cuenta que las cifras de superficie afectada y de incendios son las mejores de los últimos 30 años.

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