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El Kursaal inicia el despegue económico y cultural de San Sebastián tres meses antes de estar acabado

El Kursaal tiene prisa por saldar su deuda histórica con San Sebastián. Ni los andamios, ni las críticas sobre el oportunismo electoral de su inauguración parcial han logrado posponer el congreso sobre Centros de Empresa e Innovación con el que hoy se inicia un prometedor despegue económico y cultural de la ciudad. Tras las críticas se esconde una expectativa unánime en que el Palacio de Congresos y Auditorio diseñado por Rafael Moneo se convertirá en eje dinamizador de San Sebastián en el tercer milenio. Supone todo un reto que necesita como respuesta la ampliación de plazas hoteleras.

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El complejo estrena hoy su sala de cámara y posterga su inauguración oficial hasta el próximo 23 de agosto, porque el complejo en su conjunto se encuentra todavía en precario. "El análisis frío", dice su gerente, José Miguel Ayerza, "es decir que la apertura es precipitada. Pero hace más de un año se selló el acuerdo con las constructoras". Ayerza sale así al paso de la lluvia de críticas que han salpicado a los responsables políticos del proyecto y que por extensión, le han alcanzado a él. En cualquier caso, esta modesta puesta en marcha supone el primer paso para convertir San Sebastián en una ciudad de vanguardia. Las dos rocas varadas diseñadas por Moneo ofrecen 50.000 metros de superficie útil para desarrollar actividades congresuales y culturales. 9.000 millones El proyecto, cuyo coste ha alcanzado los 9.000 millones, se ve como la mejor inversión a futuro. "El Kursaal", precisa Ayerza, "no es un objetivo en sí mismo; es un eslabón dentro de una cadena mucho más larga". Su actividad promete reportar importantes beneficios a una ciudad que ha visto crecer de forma espectacular la demanda turística por el efecto Guggenheim y la tregua de ETA. El problema radica ahora en verificar si la limitada estructura hotelera de San Sebastián será capaz de responder con eficacia al movimiento que se va a generar. El responsable del Convention Boureau, Ángel Álvarez, que ha promocionado el Kursaal por todo el mundo, llama la atención sobre la necesidad de construir un gran hotel que pueda paliar en parte el déficit de alojamientos de la capital. El Kursaal tiene contratado para el año 2001 un congreso de medicina familiar que reunirá a 5.000 especialistas. El Convention Boureau se ha visto obligado a estudiar la posibilidad de anclar un barco en la Bahía de la Concha para albergar a los congresistas. La Sociedad Kursaal espera ser autosufiente en un plazo de tres a cinco años y generar alrededor de 2.000 millones de beneficios anuales derivados de la actividad congresual, lo que supondrá triplicar la cifra de ingresos por esta actividad. Tienen a su favor la funcionalidad de los cubos de Rafael Moneo. El edificio aporta un auditorio, con una capacidad para 1.850 personas, un recinto de cámara con 600 plazas y una sala de exposiciones de 1.000 metros cuadrados, cuya gestión está todavía sin resolver, como principales hitos de un complejo polivalente. La estética del edificio ha dividido literalmente a los ciudadanos, que la alaban o rechazan casi mitad por mitad. El arquitecto navarro se propuso y ha conseguido plantar con solemnidad dos rocas varadas en la desembocadura del Urumea cubiertas de vídrio translúcido en pleno paisaje marítimo. Es el contraste de la vanguardia de un arma estratégica con la arquitectura romántica del entorno, que podrán juzgar los donostiarras en las polémicas jornadas de puertas abiertas que se celebrarán este fin de semana. La actividad del Kursaal ha sido una de las grandes cuestionadas durante la construcción del edificio. La incógnita para muchos era qué contenido iba a albergar el emblemático continente. La respuesta la encuentran hoy en las cifras. El complejo tiene contratados 120 eventos, 58 de ellos hasta final de año, de los que 23 son de carácter cultural y que tendrán ocupado el edificio durante 146 días.

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