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Francia veta la negociación de un acuerdo comercial de la UE con América Latina

La obstinación de Francia en retrasar las negociaciones comerciales con Chile y Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) amenaza con empañar la primera cumbre de jefes de Estado o de Gobierno de América Latina y la Unión Europea, el 28 y 29 de este mes en Río. Ambas partes proyectan un acuerdo de libre comercio que permita la circulación sin trabas de servicios y mercancías, actualmente gravada con tarifas y obstaculizada con cuotas a la importación.

Francia reiteró el pasado lunes, durante la reunión de los ministros europeos de Asuntos Exteriores, su veto a que la negociación sobre productos agrícolas y servicios empiece como muy tarde el 1 de enero del año 2001, tal y como propone la Comisión Europea. París quiere que no empiece antes del 1 de julio del año 2003 y no acabe hasta que haya finalizado la próxima ronda comercial en la Organización Mundial de Comercio (OMC), la llamada Ronda del Milenio. Los expertos creen que esa ronda puede tardar hasta ocho años en negociarse. La posición francesa tiene el apoyo del Reino Unido e Irlanda, por razones distintas, pero fuentes de la Comisión estiman que estos países no mantendrían su veto si Francia lo retirara. El secretario español de Estado de Política Exterior, Ramón de Miguel, destacó ante los ministros que "sería lamentable que la Unión Europea fuera a Río sin un mensaje político claro sobre la negociación". En ese mismo foro, el comisario europeo para América Latina, Manuel Marín, subrayó que "es el momento de que los jefes de Estado hagan el arbitraje y que cada uno asuma sus responsabilidades; la Comisión ya ha hecho su trabajo, ahora le toca a los Estados miembros". Pero el representante francés insistió en que "se trata de una decisión ya tomada en París".La presidencia alemana hará hoy un último esfuerzo por lograr un consenso, y, si no lo consigue, llevará el asunto al Consejo Europeo del jueves y el viernes en Colonia.

La posición de Londres contrasta con su larga tradición librecambista y su apoyo a otras negociaciones, como la que desde hace meses pretende abrir los mercados entre la Unión Europea y Suráfrica. Y supone también un destacado borrón en las buenas relaciones de las que presumen Tony Blair y José María Aznar.

La posición de Chirac

La postura de Francia -en teoría, el otro gran aliado de Madrid en Europa- no choca con su añeja tendencia al proteccionismo comercial, pero pone en evidencia al presidente de la República, Jacques Chirac. Fue él quien lanzó en 1997 la idea de reunir en una cumbre a los líderes de América Latina y Europa. Y fue él quien, en una larga gira por el subcontinente, en marzo de 1997, abrió las puertas a las negociaciones comerciales para recortar la creciente influencia de EEUU en la zona.Fue Chirac quien el 17 de marzo de aquel año defendió en Buenos Aires, ante el Congreso, la necesidad de "lograr una liberalización completa de los intercambios". "Eso dará lugar, por supuesto, a negociaciones reñidas, especialmente sobre los productos agrícolas. Pero les tocará a las fuerzas vivas de nuestros dos espacios económicos, a nuestras empresas, grandes y pequeñas, profundizar esta cooperación, desarrollar las inversiones, transferir las tecnologías, intensificar las actividades de formación". Ni siquiera una conversación telefónica celebrada la semana pasada entre Chirac, Aznar y el presidente argentino, Carlos Menem, ha modificado la decisión francesa de retrasar la apertura de negociaciones con Chile y con el Mercosur.

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