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El detenido por los crímenes de Vitoria confiesa los asesinatos de la abogada y de un empresario

Juan Luis Larrañaga, detenido en Madrid el sábado por el asesinato de la abogada de Vitoria Begoña Rubio, es según la Ertzaintza un criminal en serie y por dinero. El fiscal aseguró anoche que Larrañaga confesó ser el autor material de la muerte de la letrada y de la de un empresario de tragaperras, pero la Ertzaintza le atribuye también la de una profesora descuartizada y la de un cordelero, cuya autoría niega Larrañaga. El juez decretó su ingreso en prisión provisional sin fianza y comunicada. Los agentes le describen como un hombre ambicioso que llevaba una doble vida.

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A puerta cerrada

Vitoria respiró ayer aliviada tras haber vivido la inquietante cifra de siete asesinatos en 16 meses. El consejero de Interior del Gobierno vasco, Javier Balza, aseguró antes de la confesión de Larrañaga que la Ertzaintza tiene la "convicción plena" de que el detenido es el autor material de los homicidios de la letrada Begoña Rubio y del empresario de máquinas tragaperras Agustín Ruiz, y que además tiene "vinculación directa" con los de la profesora de inglés Esther Areitio y del cordelero Acacio Pereira.Balza se escudó en el secreto de sumario para no ofrecer más datos relevantes del caso, pero la Ertzaintza identificó a Larrañaga por un cúmulo de indicios -ninguno definitivo- que había dejado en cada asesinato. Tras el último crimen, cometido el pasado 24 de mayo, la policía vasca estrechó el cerco sobre media docena de sospechosos, de los cuales el detenido era el único en el que confluían todas las pistas. El fiscal indicó que el acusado degolló y produjo heridas a la abogada con un cuchillo de cocina.

Juan Luis Larrañaga, de 38 años y natural de Azkoitia (Guipúzcoa), es según las fuentes consultadas un hombre que ha fracasado en todos los negocios que ha emprendido. La mayoría de sus conocidos describen al supuesto asesino como "un hombre ambicioso, aunque no muy inteligente" y "nada violento", que ha probado fortuna en negocios relacionados con la importación y exportación de cerveza y coches, la hostelería y la equitación. Todos son unánimes: Larrañaga ha dejado "muchas deudas".

Doble vida

El detenido, que estaba separado de su esposa, vivía con su compañera sentimental en Madrid desde hace más de un año, y según se desprende de su modus operandi viajaba a Vitoria con cierta asiduidad para conseguir pequeñas cantidades de dinero a través del asesinato de víctimas muy débiles. El año pasado fue detenido dos veces en San Sebastián acusado de estafa y falsificación y otra vez fue arrestado en Burgos por el mismo motivo.

La cadena de asesinatos que le atribuye la Ertzaintza comenzó el 8 de mayo del año pasado. La profesora de inglés Esther Areitio, de 55 años, viuda desde hace cinco y sin hijos, apareció descuartizada en varias bolsas de basura muy cerca de su casa. La familia echó en falta varias joyas y tarjetas de crédito que fueron usadas tras el crimen. Larrañaga vivió justo enfrente de ella, en el barrio de Aranbizkarra.

El segundo asesinato sucedió un mes después, el 9 de junio. La víctima fue el propietario de una tienda de cordelería de 72 años. Acacio Pereira fue hallado en su domicilio del centro de Vitoria maniatado y con varias puñaladas en su cuerpo. En este caso desaparecieron varias cartillas de ahorro.

La serie de asesinatos prosiguió en agosto. El día 13 se localizó el cuerpo del empresario de máquinas tragaperras Agustín Ruiz, también de 72 años, en un taller de su propiedad. Según la investigación, el agresor abordó a su víctima en la misma puerta de la lonja y lo mató a golpes y navajazos antes de robarle dinero que guardaba allí mismo. El detenido sí tenía en este caso una relación profesional con el fallecido. El empresario había instalado varias máquinas de juego en una cervecería que Larrañaga y un socio suyo abrieron durante unos meses sin que tuvieran demasiado éxito.

La falta de pruebas obligó a los jueces a archivar los casos de la profesora y del cordelero, aunque la Policía vasca seguía investigando. El último crimen sucedió el lunes de la semana pasada y permitió a la Ertzaintza hilar todas las pistas que habían quedado sueltas. Begoña Rubio, de 28 años, apareció muerta en medio de un charco de sangre en su despacho profesional, muy cerca del centro de Vitoria. Su padre descubrió el cadáver a la una de la madrugada, alarmado por la tardanza de Begoña en regresar a casa. Aún no se ha podido confirmar si desapareció dinero o algún objeto de valor del bufete.

El móvil del dinero

La Ertzaintza maneja el robo como principal móvil en todos los asesinatos. El acusado no consiguió llevarse en ningún caso grandes cantidades, pero los investigadores se reafirman en esta línea.En una comparecencia extraordinaria ante los medios de comunicación, Balza quiso cortar ayer las especulaciones y, a la vez, apaciguar el clima social que se había creado en Vitoria, donde el miedo y el enfado ante la falta de éxitos policiales estaban subiendo de tono.

El titular de Interior ofreció las primeras conclusiones tras las pesquisas policiales y el interrogatorio al que ha sido sometido Larrañaga tras su detención el pasado sábado en Madrid, cinco días después del asesinato de la abogada vitoriana.

El acusado, que ha permanecido detenido en la comisaría que la Ertzaintza tiene en Vitoria durante 72 horas, comenzó ayer a declarar. Larrañaga rechazó en primera instancia al abogado que había contratado su familia de Azkoitia (Guipúzcoa) para no ocasionarle un perjuicio económico a sus allegados. Después rechazó al letrado del Colegio de Abogados de Álava al personarse esta institución como acusación particular en el proceso. Así, ha recurrido a un abogado de oficio del Colegio vizcaíno: Alfredo González Ávila.

El propio consejero de Interior y el presidente de los abogados alaveses, José Vidal Sucunza, han llamado a la opinión pública a no realizar "un juicio paralelo" antes de la vista procesal, que será celebrada con un jurado popular. Sucunza intenta así que las personas que tengan que dictar sentencia no actúen mediatizadas. Balza precisó que la Ertzaintza no habla "del resultado después de un juicio" sino de la "acumulación de pruebas y datos relevantes" que llevan a "la convicción policial plena" sobre la implicación de Larrañaga.

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