_
_
_
_
_
EL 'CASO DEL LINO'

El delegado del Gobierno en La Mancha promovió un edificio sin licencia en 1989

Una empresa presidida por Carlos Moro Moreno, actual delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha y uno de los implicados en las polémicas subvenciones al lino, inició en 1989 a través de la empresa Dimor la construcción de un edificio de 34 viviendas en Villarrobledo (Albacete) saltándose las normas urbanísticas municipales, aunque con el consentimiento del alcalde, entonces del PP. El Tribunal Superior de Castilla-La Mancha anuló la licencia en julio de 1991, pero para entonces el edificio ya estaba construido y Moro había dejado Dimor y vendido sus acciones.

La historia empezó en el verano de 1989. La empresa de Carlos Moro, uno de los cuatro altos cargos del PP implicados ahora en el escándalo del lino, propuso al alcalde de Villarrobledo, Bernardo Cabañero, también del PP, un negocio rentable para ambas partes. "Nos ofrecieron", recordó ayer el ex alcalde, "construir un edificio de 34 viviendas y varios locales comerciales en la plaza de Ramón y Cajal, en pleno centro, en un solar abandonado y lleno de ratones. Nos dijeron, eso sí, que para que les fuera rentable tendríamos que aumentar la superficie edificable por encima de lo que permitía el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU)".Aunque el proyecto de Promociones Dimor ya venía con un visado negativo del Colegio Oficial de Arquitectos Técnicos de Castilla-La Mancha, el alcalde decidió estudiar la propuesta y pedir un informe al secretario general del Ayuntamiento. No había terminado agosto cuando un concejal de la oposición, Bernardo Fernández Delicado, del PSOE, advirtió que las máquinas ya habían empezado a trabajar en el solar de Dimor, sin que aún se hubiera otorgado la licencia solicitada. El concejal socialista lo denunció públicamente y, un día después, el 25 de agosto, Carlos Moro se apresuró a solicitar otra licencia, pero ya no para construir, sino para realizar "obras de excavación, desmonte y terraplenado...".

Las máquinas nunca saldrían de allí. Con los votos del PP, primero el pleno y luego la comisión de Gobierno de Villarrobledo otorgaron en enero de 1990 una licencia de obras a Dimor, a pesar de que el informe del secretario del Ayuntamiento advertía de la ilegalidad por incumplir "de forma manifiesta los volúmenes máximos edificables y las alturas". O lo que es lo mismo, la construcción de Dimor rebasaba lo permitido por el Plan General de Urbanismo vigente. La altura imprescindible, según admitió ayer el ex alcalde del PP, "para que a los constructores les fuera rentable el proyecto y no se fueran con la inversión a otro sitio".

El ex alcalde negó ayer que fuera el propio Carlos Moro quien negociara directamente con él, aunque lo podría haber hecho porque se conocían "desde niños". "A mí vino a verme un arquitecto que trabajaba para Dimor y acepté el trato porque era beneficioso para el pueblo; nunca pensé que ningún particular se pudiera beneficiar económicamente".

Las obras del edificio, que habían empezado en el verano de 1989, se terminaron en la primavera de 1991, ya con una sentencia en contra del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha, que anuló por ilegal la concesión de la licencia municipal. También para entonces Carlos Moro había dejado la presidencia de Dimor y vendido sus acciones.

"No creo que fuera ilegal"

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Carlos Moro aseguró ayer a este periódico que apenas se acordaba de aquella operación: "Yo me fuí de la sociedad en mayo de 1990", intentó hacer memoria a duras penas el ahora delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha. Aunque no recuerda los detalles de aquella obra, sí está convencido de que no había nada raro. "Hace mucho tiempo", explicó, "pero creo que sí tenía licencia. No recuerdo que hubiera irregularidades y... además, yo no me dedicaba entonces a la política".

Un informe municipal, realizado en julio de 1992 por el secretario de Villarrobledo, estimó que, gracias a la infracción urbanística, la promotora de Carlos Moro obtuvo más de 22 millones de pesetas de beneficio por el exceso de edificabilidad. Todavía hoy, el edificio promovido por Dimor -denominado Los Arcos- se encuentra fuera de la ordenación urbanística.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_