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Reportaje:

La travesía del cambio semántico

Mikel Ormazabal

Guipúzcoa vive una profunda transformación lingüística, que no gramatical. Es un lento proceso de adaptación del lenguaje político que está refrescando el significado de las palabras. En Guipúzcoa se ha instaurado el "vocabulario pacífico" cuando esta legislatura es ya historia. Quedan trasnochadas algunas oratorias repetitivas y también otras reivindicaciones revolucionarias. Desaparecieron las manifestaciones y las contramanifestaciones, el lazo azul..., y afloran hoy al léxico político términos mucho más apaciguadores. Este cuatrienio legislativo comenzó con "un secuestrado encima de la mesa", según dijo recientemente el diputado general, Román Sudupe. ETA secuestró el 8 de mayo de 1995 (a 20 días de las elecciones municipales y forales) al empresario José María Aldaia, propietario de la empresa de transportes Alditrans, con sede en Oiartzun. Con el recuerdo aún reciente del asesinato del concejal popular donostiarra Gregorio Ordóñez, en enero, y el atentado contra José María Aznar, en abril, esta legislatura arrancaba en medio de un escenario plagado de amenazas a la luz del día. Parecía imponerse en la provincia más abertzale una legislatura Oldartzen, gerundio del verbo atacar, que daba nombre a la ponencia aprobada por HB para calentar a sus masas. Este panorama teñido por la violencia condicionó los primeros pasos del también primer mandato del peneuvista Román Sudupe, que logró formar gobierno en la Diputación con el apoyo de EA y el PSE-EE. El tripartito iniciaba una lenta gestión desde la sombra, al abrigo que ofrecía el talante monástico de su máximo regidor. Mientras de puertas para afuera el termómetro político reflejaba una calentura social preocupante -más asesinatos y atentados, con especial ensañamiento contra los militantes del PP-, el pulso del Palacio foral mantenía una situación estable. La construcción de carreteras, la reducción de la deuda pública y la atención a las personas mayores, las tres líneas maestras de este mandato, se han diligenciado en régimen de clausura. Sudupe ha bautizado este periodo como el del "inicio de la paz", y subraya esta circunstancia y el desarme verbal, como los principales logros de la Diputación de Guipúzcoa en estos cuatro años, pese a que ambos hechos estén notoriamente alejados de la gestión que de él depende. Entre los méritos mucho más propios destaca el buen regimiento de los dineros públicos (75.322 millones de pesetas de presupuesto a gestionar este año, 452,6 millones de euros), que ha contado con la inexcusable ayuda de la favorable coyuntura económica internacional. La Hacienda foral ha tomado la senda de la prosperidad. Ha sido la sala de máquinas donde se ha fraguado la recuperación económica, con un marcado acento por la reducción del déficit y la deuda. Guipúzcoa ha pasado de un déficit de 11.064 millones de pesetas en 1995 a 1.275 millones hoy y ha desinflado su deuda al pasar de 88.533 millones (el 130% de los recursos disponibles) en 1995 a 57.888 millones (el 75%) el pasado mes de marzo. En un cuatrienio en que los tipos de interés han caído del 10,03% al 4,8% (marzo de 1999), las inversiones han adquirido un protagonismo destacado. Por cada 100 pesetas disponibles, el ejecutivo guipuzcoano ha invertido 51 pesetas. "En esta provincia se ha modificado la estructura del gasto, incrementándose las operaciones de capital y disminuyendo el peso de las operaciones corrientes", se advierte desde el área de finanzas. Por la vía de las cifras, Guipúzcoa presenta buenos resultados: el año pasado afloraron 16.740 millones de pesetas en la campaña contra el fraude fiscal, un instrumento básico para procurar un efecto redistributivo en la presión fiscal. De esta forma, la deuda contraída por los contribuyentes con la Hacienda se eleva a 29.689 millones de pesetas. En una provincia de 676.439 habitantes, los municipios de la comarca del Alto Deba (Mondragón, Bergara, Oñati y Aretxabaleta) poseen un desarrollo económico igualitario, mientras que en el cinturón de San Sebastián (Rentería, Pasaia y Lezo) se localizan los índices de renta más bajos. Estos datos refuerzan la necesidad de ejecutar con emergencia el plan de revitalización industrial (con una aportación interinstitucional de 4.708 millones) para generar 1.000 empleos y salvar el declive de la bahía de Pasaia. Ésta es la gran asignatura pendiente de las administraciones públicas. Del mismo modo, se pone de manifiesto que la locomotora industrial de Guipúzcoa, ubicada en el Alto Deba, reclama la construcción de una conexión viaria (la autopista A-1) capaz de aguantar la expansión. Los avances más notables se han producido precisamente en el capítulo de carreteras, entendido como un eje vertebrador del territorio. La herencia de la autovía del Leizarán, inaugurada en mayo de 1995, atemperó las disputas políticas y permitió destinar a carreteras un porcentaje elevado de las inversiones: 16.587,5 millones de pesetas al año. Así se han conseguido finalizar varias variantes urbanas (en Rentería, Lasarte-Oria, Azkoitia, Hernani, Segura y San Sebastián) y también se han puesto en marcha dos proyectos de gran relevancia: el desdoblamiento de la N-I en el puerto de Etxegarate y la autopista Éibar-Vitoria (A-1), cuyas obras se inician hoy con la colocación de la primera piedra. Con los 59.500 millones de pesetas destinados en el área de Servicios Sociales, Guipúzcoa se ha dotado en estos cuatro años de tres centros residenciales, con 350 plazas en total, para la atención de los pensionistas. El progresivo envejecimiento de la población guipuzcoana desde 1980 dibuja un cuadro para el año 2001 de un 17,3% de personas con más de 65 años. No obstante, Guipúzcoa adolece de instalaciones suficientes para atender a toda esta demanda. La reconversión de varios centros de asistencia gerontológica, la integración laboral de personas con minusvalías físicas y psíquicas, así como la protección de menores con problemas de adaptación familiar y social, han dominado la actuación pública en este periodo.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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