Cambios de pareja

Políticamente, Álava es el territorio más fragmentado del País Vasco: ocho partidos estaban representados en las Juntas Generales durante la última legislatura. Tanta diversidad obliga a veces a los grupos a hacer malabares. El PNV, el más votado en las anteriores municipales, es un experto. En estos cuatro años ha extendido su mano a la izquierda y la derecha, al nacionalismo radical y al constitucionalismo, indistintamente. La legislatura comenzó con tres socios: PNV, PSE y EA. Pero han dado muchas vueltas. El primer revolcón sobrevino a los dos años de convivencia. En agosto de 1997, se rompió el pacto entre socialistas y nacionalistas, más como un efecto dominó provocado por sus compañeros en el Ayuntamiento de Vitoria que por desavenencias reales en la Diputación. Los nacionalistas se quedaban solos, así que giraron la vista a la derecha y encontraron al PP. Sellaron un acuerdo tácito, que duró poco más de un año. Gracias a él, sacaron normas como el IRPF. En las vísperas de debatirse esa norma, a finales de diciembre pasado, el bloque de Lizarra, mayoritario en las Juntas por un solo voto, propuso una moción por el acercamiento de presos. Fue la excusa para que el PP rompiera el idilio. De ahí al final, los nacionalistas han compensado el tedio de la Cámara foral con esporádicos pronunciamientos en favor de los postulados de Estella.