_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Aterrizaje

JUANJO GARCÍA DEL MORAL El énfasis que la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, ha puesto en potenciar la proyección exterior de la ciudad se vio recompensado la pasada semana de forma inesperada y en un ámbito que excede con creces todas las previsiones. Los (publi)reportajes sobre Valencia aparecidos en medios internacionales como el Financial Times de los que tanto alardea nuestra primera autoridad municipal, el despliegue propagandístico con motivo de la Gran Vía de las Esculturas, el montaje del III Milenio, la frustrada candidatura a la capitalidad cultural europea y todas las iniciativas puestas en marcha para que el nombre de Valencia suene más allá de nuestras fronteras no son nada en comparación con la decisión del Instituto de Astronomía Teórica de la Academia de Ciencias de Rusia de dar el nombre de esta ciudad mediterránea a un planeta descubierto en 1982. Una decisión que abre nuevos horizontes. Los efectos que los reportajes en prestigiosos medios internacionales hayan podido generar en la ciudad son desconocidos. Tampoco se sabe cuántos parisinos se decidieron a venir a Valencia tras ver en las farolas de los Campos Elíseos las banderolas propagandísticas de la exposición de las esculturas. Igualmente desconocidos son los beneficios derivados de la iniciativa del III Milenio y tampoco sabemos si el esfuerzo por vender la candidatura a la capitalidad cultural habrá reportado algo más que gastos a las arcas municipales. Pero la decisión de los astrónomos rusos es cosa bien diferente. Téngase en cuenta que desde ahora Valencia estará presente en el espacio sideral, cuyos posibles habitantes podrán conocer, a través del catálogo de pequeños planetas, que (5941) Valencia = 1982 UQ6 es la denominación que identifica a nuestra ciudad en toda la galaxia. Incluso más allá. Ahora entendemos el empeño del Ayuntamiento por llenar de farolas la ciudad y descubrimos por qué la alcaldesa está tan orgullosa de que ese esfuerzo se vea desde el aire: el objetivo es que Valencia sea bien visible desde el espacio exterior, para facilitar el aterrizaje a los viajeros siderales que, tras consultar el catálogo de planetas, decidan venir con sus naves espaciales.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_