La yegua "Chata" de Leonardo Hernández, herida grave en el vientre
"¡La Chata!". La voz corrió rápidamente por los tendidos. Los legos, sorprendidos. A santo de qué exclamación tan castiza. Los avisados, más serios, incrédulos. En efecto, la montura más conocida, hábil y experta de la cuadra de Leonardo Hernández había sido cazada en el embroque por el toro. Era el quinto de la tarde de nombre Cristalino. "Ha sido un toro muy violento. De repente, se ha arrancado y ni la yegua ni yo mismo hemos tenido tiempo para reaccionar", dice el cordobés, mientras el veterinario última la limpieza de una herida profunda provocada por una cornada que ha llegado a fracturar una costilla del animal. "La verdad es que cuando se tuercen las cosas poco se puede hacer", añade el rejoneador con la mente puesta en otros dos accidentes recientes. Apenas hace dos semanas en Jerez, Horizonte y Duque, dos monturas del tercio de banderillas, habían sido alcanzados en sendas reuniones malogradas."Esta herida", continúa, "es bastante más grave. Menos mal que el veterinario ha hecho un trabajo excelente. Desde aquí [la plaza] irá a una clínica y, si no hay infecciones, confío en que pronto se recupere". En su voz se lee nítida la pesadumbre de ver postrada y lastimera la que es sin duda su montura más apreciada. "Estoy muy identificado con ella", comenta en una declaración contenida que por un instante se antoja de simple y puro amor.
Arriesgar en Madrid
Hasta aquí, las noticias tristes. Rapidamente, el tono de voz cambia (cosas de tener el corazón partido en un amplio harén) para hablar de las dos sorpresas de la tarde: Zalduendo y Balancín. "El primero ha estado extraordinario", afirma como preámbulo. Los dos caballos eran los sustitutos de los heridos con antelación. "Con él", sigue, "he puesto tres pares de banderillas muy importantes. Todavía no me explico como el presidente, contra la petición mayoritaria, no me ha concedido la oreja. Sí, es cierto que el rejón de muerte ha ido un poco caído, pero...". Sobre el segundo, el grado de entusiasmo se mantiene: "El toro era muy complicado y había que arriesgar. El comportamiento del caballo ha sido excelente. Lástima de la cornada. Pero en Madrid hay que ir a por todas".
El triunfador de la tarde João Moura sigue cabal la euforia de su compañero. En la que era su comparencia número 21 (no es errata) en San Isidro, ha conseguido una vuelta y una oreja. "El rejón ha quedado bajo", inicia parco para justificar que los saludos no hayan terminado en triunfo. Sobre su segundo, más de lo mismo. Se cobró la oreja, pero, y acaba él la frase, "si llego a acertar en todo lo alto, salgo por la puerta grande". Sobre esta última faena, el portugués se declara más que contento con la lección de toreo de su caballo. ¿Su nombre? "Albaicín". Un nombre que a punto estuvo de permanecer en boca de todos. Por desgracia, fue otro el que quedó: La Chata.
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