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Reportaje:

El abono más natural

El ahorro en la utilización de agua para los regadíos de plantaciones hortofrutícolas y el progresivo desuso de los fertilizantes inorgánicos, que provocan la contaminación de las aguas subterráneas, son los objetivos que persiguen dos investigadores de la Universidad onubense a través de un proyecto sobre "la aplicación de zeolita cubana y lodos procedentes de depuradoras de aguas residuales al cultivo del fresón", que financia el Departamento de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Palos de la Frontera (Huelva) con dos millones de pesetas.La cantidad invertida puede resultar escasa aunque los resultados han sido, por ahora, sorprendentes. José Antonio Grande, catedrático del Área de Prospección e Investigación Minera, y María Luisa de la Torre, profesora asociada al departamento de Ingeniería Minera, se embarcaron hace cuatro años en este estudio tras constatar la alta contaminación por nitratos de los pozos de riego del acuífero 25, Ayamonte-Huelva, que superan en su mayoría los 50 miligramos. "Algunos llegan incluso a alcanzar los 500 miligramos", según Grande. "La alteración se produce por el uso masivo de fertilizantes y plaguicidas por parte del agricultor, que busca, lógicamente, la rapidez en el crecimiento del fruto. Estos productos, que presentan un exceso de nitrógeno, se quedan latentes en el suelo con un clima de lluvias estacionales y se filtran hacia la zona saturada", explica el coordinador del proyecto. Los investigadores pretenden frenar la mayor cantidad de agua de riego en la zona superficial "para que la planta pueda recuperar durante más tiempo los nutrientes del líquido". De esta manera, en opinión de Grande, "se ahorran recursos hídricos y se impide la filtración de los contaminantes". Se trata, en definitiva, "de provocar un efecto esponja que se consigue con la aplicación de la zeolita cubana, triturada en granos, a las arenas de la plantación. Este aluminosilicato impide, de una manera sorprendente, el paso del agua hacia el interior". De otro lado, añade el catedrático, "utilizamos los lodos de la depuradora de aguas fecales, en este caso procedentes de la de Palos de la Frontera, como sustitutivos de los habituales fertilizantes, ya que poseen un alto grado de materia orgánica cuando se secan". Toda esta teoría, que parte de un proyecto de la tesis doctoral de María Luisa de la Torre, se ha llevado a la práctica en los últimos meses en una parcela experimental, situada en el Recinto de Recogida de Residuos Reciclables, en Palos de la Frontera. Los investigadores, en una superficie de 60 metros cuadrados, instalaron cuatro lomos -método usual de plantación para el cultivo de la fresa- con el fin de acometer otras tantas experiencias. "En uno de ellos aplicamos lodos, en otro zeolita, en un tercero ambos productos y en el último, que funcionó como testigo, ninguno de los dos", explicó Grande. Los expertos realizaron un control exhaustivo de las zonas saturada y no saturada para conocer la incidencia de los aportes de contaminantes. "El resultado fue sorprendente a raíz de las analíticas tomadas semanalmente con las denominadas cápsulas de succión, aunque ahora nos encontramos en la segunda campaña de muestras que tendrá que confirmar los primeros datos", dicen. Grande y De la Torre aseguran que del éxito total de esta investigación "dará lugar a una protección de las aguas subterráneas y a un ahorro importante de fertilizantes y agua para el sector agrícola".

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