Annan pide en Albania que los refugiados puedan volver antes del invierno
Las mismas trágicas historias y el mismo horror. Eso fue lo que escuchó ayer el secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, de boca de los refugiados albanokosovares establecidos en los campamentos de Albania. Relatos similares de la brutalidad y efectividad con que el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, ha llevado a cabo su política de limpieza étnica pudo escucharlos anteayer en Macedonia. Para todo el éxodo albanokosovar, Annan manifestó ayer su confianza en que "los refugiados de Kosovo puedan regresar a sus hogares antes del invierno".
"No están derrotados . Están resistiendo", declaró el secretario general de la ONU; y aseguró estar impresionado por "la moral y determinación del pueblo albanokosovar". "Su forma de enfrentar la tragedia que están viviendo nos muestra la tenacidad del espíritu humano incluso después de sufrir todo el horror que han sufrido", quiso puntualizar Annan. Por eso, dijo, "vamos a hacer todo lo posible, aportando lo mejor de nosostros mismos, para conseguir que todos puedan volver a casa antes de que llegue el invierno".Pero como hizo la víspera en la capital de Macedonia, donde quiso poner el acento Annan fue en que sea la ONU quien desempeñe un "papel central" en la búsqueda de una solución política al conflicto de Kosovo, y que este arreglo se alcance "mejor pronto que tarde".
"Estamos en la búsqueda de un acuerdo político que aún no ha llegado pero ante el que me muestro esperanzado", recalcó una vez más.
Para el secretario general tan solo hay una forma en la que los deportados del régimen de Belgrado pueden volver a sus hogares en Kosovo sin ningún tipo de condición y peligro: cuando se haya obtenido la total retirada de los soldados y paramilitares yugoslavos de la región serbia y se haya efectuado el despliegue de una fuerza internacional de seguridad. En ningún momento el alto mandatario de la ONU pronunció las siglas de la Alianza Atlántica al referirse a las tropas multinacionales que deberían asegurar el regreso de los albanokosovares a su tierra. Durante su visita a dos campamentos de refugiados en Kukes (norte del país), Annan agradeció al Gobierno de Albania, un Estado, el más pobre de Europa, en el que desde hace dos años reina prácticamente el caos, por haber acogido con "los brazos abiertos" a los más de 400.000 deportados que han cruzado sus fronteras desde que el pasado 24 de marzo comenzasen los ataques aéreos aliados sobre Yugosalvia.
Los refugiados de Kukes son quizá los más vulnerables hoy entre los miles y miles de deportados que han sido expulsados de sus casas y pueblos por las fuerzas serbias. En esta zona, tanto los militares yugoslavos como las fuerzas albanesas mantienen en las últimas semanas, y de forma casi constante, un fuego cruzado de morteros y disparos de fusiles en la frontera de ambos países, lo que pone en serio peligro la vida de los más de 100.000 refugiados que se encuentran en esa área. Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), los testimonios de algunos de los deportados que ingresan en el país respaldan la tesis de la OTAN de que los refugiados están siendo utilizados como "escudos humanos".
Como una justificación de los ataques sobre la frontera albanesa, Belgrado esgrime el argumento de que Tirana está prestando ayuda al Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) para atacar a su Ejército desde Albania o para infiltrarse en la región serbia de Kosovo. ACNUR está intentando por todos los medios convencer a estas personas de que deben abandonar Kukes para adentrarse en el país, lo que hasta ahora ha tenido escaso éxito. Tan sólo unos centenares han tomado en cuenta las recomendaciones del Alto Comisionado y han emprendido camino hacia el Sur. Mientras Annan visitaba Kukes, un grupo de refugiados albanokosovares procedentes de los campos de Macedonia llegaban ayer a Korça a bordo de un autobús fletado por ACNUR. La misión de estos deportados, erigidos en líderes comunales que representan al resto de los refugiados del campo de Stankovic I, era comprobar por ellos mismos las buenas condiciones que posee el campo que en esa zona ha habilitado ACNUR y poder contárselo hoy a sus compañeros de exilio forzoso cuando vuelvan a Macedonia.
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