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ELECCIONES EN ISRAEL

Barak establece los límites para una paz basada en "la fortaleza y la seguridad"

No será fácil desbloquear el proceso de paz. Ehud Barak, el primer ministro electo de Israel ha establecido ya drásticas condiciones previas, antes de reactivar el diálogo con los palestinos. En su primer discurso como ganador de las elecciones del lunes, el líder laborista estableció las "cuatro líneas rojas" de la que será su política. Barak defendió la unidad de Jerusalén bajo bandera israelí, las fronteras israelíes, y habló de "el amanecer de un nuevo día", de "la hora de la paz", pero se encargó de aclarar que no será "una paz basada en la debilidad sino desde la fortaleza y la seguridad".

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El nuevo primer ministro está dispuesto a reanudar las negociaciones de paz con los palestinos, congeladas desde hace tres años, siempre y cuando se respeten las cuatro condiciones que transmitió ayer: Jerusalén permanecerá unida bajo bandera israelí y como capital del Estado judío, en contra de las aspiraciones palestinas de una capitalidad compartida; la negativa a "que exista un Ejército extranjero al oeste del río Jordán[Cisjordania]", donde el presidente palestino, Yasir Arafat, quiere edificar su Estado independiente; "no volver a las fronteras de 1967", las anteriores a la guerra de los Seis Días; y la oposición a desmantelar los asentamientos judíos de Cisjordania y Gaza, "la mayoría de los judíos en esos territorios quedarán bajo la soberanía de Israel".

Barak recordó a miles de simpatizantes y militantes laboristas estas líneas rojas del proceso de paz la misma noche electoral, mientras los ordenadores del Ministerio del Interior anunciaban su victoria por 13 puntos de ventaja sobre el todavía primer ministro, Benjamín Netanyahu. Barak, en medio de un pequeño discurso de agradecimiento, puso sobre la mesa estos cuatro principios de los que ya había hablado el pasado en marzo, cuando presentó su candidatura.

Las palabras de Barak han supuesto un jarro de agua fría a los militantes pacifistas, que daban por supuesto que la llegada del laborismo al poder iba a significar el desbloqueo inmediato del proceso de paz. Las condiciones del primer ministro electo fueron mal acogidas por algunos miembros de la Autoridad Nacional Palestina, entre los que se encuentra el negociador Saeb Erekat.

Alianzas en el Parlamento

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"Es lógico que Barak ponga sus condiciones antes de sentarse a la mesa de negociación. Sería absurdo que no lo hiciera. Lo importante no es el punto de partida, sino el de llegada", aseguraba el portavoz del español Miguel Ángel Moratinos, delegado de la UE para Oriente Próximo, tratando de desdramatizar la situación.

La marcha y la dinámica de la reactivación del proceso de paz con los palestinos dependerá, sin embargo, de las alianzas y concesiones que se vea obligado a efectuar Barak para constituir su primer Gobierno, para lo que tiene un plazo de 45 días. La tarea no es fácil, ya que el Partido Laborista ha sufrido un importante revés en las legislativas pasando de 34 a 27 escaños, lo que le obliga a buscar apoyos. Casi todas las posibilidades están abiertas, incluso la de formar un Gobierno de unidad nacional contando con los escaños del Likud, que para los laboristas habría quedado blanqueado tras la dimisión de Netanyahu. Pero, al margen de esta quimera, a Barak se le plantean dos alternativas: un Gobierno laico o el apoyo de las fuerzas religiosas ultraortodoxas del partido sefardí Shass, 17 diputados. "No nos sentaremos en un Gobierno en el que estén los ultraortodoxos", han anunciado ya los dirigentes de los partidos laicos Meretz y Shinui (15 diputados), aliados naturales del laborismo.

Los dirigentes del partido Shass son conscientes de esta oposición. Ayer, en un intento de facilitar la negociación con Barak, dimitía de sus escaño en el Parlamento el líder de está organización integrista judía, Arieh Deri, quien está condenado a cuatro años de cárcel por un delito de apropiación indebida cometida en su etapa como ministro del Interior en el anterior Gobierno laborista.

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