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Este edificio es una ruina

INVESTIGACIÓNCARMEN MORÁN, Sevilla El alumno elige el tema que más le interese, preferiblemente de su entorno cercano. Investiga sobre el edificio, la pintura o la escultura sobre la que ha decidido trabajar. Siempre bajo la supervisión del profesor. Y elabora un documento que luego expondrá en clase. Después, como requisito imprescindible, el trabajo deberá publicarlo en algún medio de comunicación. La agenda de José María Medianero, profesor de Arte Español Medieval, está llena de direcciones para facilitar esta última tarea a sus alumnos. Esos pasos ha seguido Ana Moreno Gómez. Ella ha elegido Los baños de la Reina Mora como objeto de su estudio. Están en la calle Baños, en Sevilla, entre la Hermandad de la Veracruz y un bloque de viviendas. Son unos baños islámicos del siglo XII, de la época almohade. "Están en muy malas condiciones, si no se le pone solución..." Ana pertenece a la hermandad y por eso su curiosidad por estos baños islámicos le viene desde pequeña. "Siempre quería entrar pero el estado ruinoso no lo permitía. "La última intervención oficial fue en 1997 y sólo gastaron dos millones y pico de pesetas". La culpa, dice Ana, la tuvieron las inundaciones de Málaga de aquel año, hacia donde se desvió todo el presupuesto. Al menos esa fue la excusa que se puso entonces. Los baños están declarados bien de interés cultural. De eso se encargó el profesor, José María Medianero, en 1985 cuando trabajaba para la Consejería de Cultura de la Junta. Por el edificio que alberga los baños han pasado monjas y militares. Ahora, las plantas y los gatos se han enseñoreado del lugar. "Apesta a gato por todas partes", dice Ana. La cabezonería de esta alumna dio resultado y por fin ha podido pasear entre las galerías de los baños. Ana ha hablado además con arquitectos y con sus compañeros de la hermandad. Estos últimos estarían encantados de que alguien arreglara por fin este magnífico espacio artístico, pero ellos no tienen dinero. José María Medianero ha ideado este proyecto de innovación educativa, financiado por el Instituto de Ciencias de la Educación, al que se someten los estudiantes voluntariamente. "Como profesionales, como si ya hubieran acabado la carrera". El objetivo es acercar a estos futuros historiadores a la realidad artística que les rodea y motivarles para que las clases no sean una rutina. "Es una actividad de iniciación a la investigación y a la docencia, porque lo tienen que exponer en clase". Cuando leen su trabajo al resto de los compañeros en el aula, estos lo califican y la nota que otorgan "es vinculante aunque no decisiva" para el profesor. Los alumnos suelen ser benevolentes al calificar al compañero que expone, pero también hay notas críticas. Los trabajos elaborados suelen presentar críticamente el estado en que se encuentran los edificios, pinturas, o cualquier otra manifestación artística de esas que duermen en los pueblos y ciudades en el abandono más absoluto. Ese es el caso del trabajo presentado con todo lujo de detalles por María Teresa Suárez. Ella ha seguido la pista del Convento de la Luz, en Lucena del Puerto (Huelva). Es un edificio de principios del siglo XVI que se desamortizó en el XIX. En la actualidad es de propiedad privada y se utiliza a modo de restaurante para dar banquetes de boda, "pero algunas partes están en muy mal estado". Teresa decidió estudiar este convento porque es un edificio que le encanta. Pero más encantada está con el trabajo que ha realizado. "Me ha despertado el interés como investigadora del arte. Es el trabajo más serio que he hecho, he buscado en archivos, descubierto cosas. Me gustaría dedicarme a la investigación".

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