La fábrica de la cultura
Enclavada en mitad de un polígono industrial, rodeada de fábricas y empresas, camiones y gasolineras, la Factoría cultural Katanga ha convertido una antigua industria cárnica en un complejo musical en el que las cámaras frigoríficas han sido reconvertidas en estudios de grabación y las salas donde se descuartizaba a los animales, en locales de ensayo. A su vez, el fórum o salón de actos encontrará acomodo en un futuro en el antiguo colgadero de jamones. La creación de este centro multidisciplinar es obra de Alberto y Nando de la Casa, promotores de los estudios de grabación Katanga e inspiradores de cada una de las "moléculas" que componen la Factoría. Basándose en los modelos estadounidenses de los años cincuenta y sesenta, los europeos de las dos décadas siguientes y las experiencias actuales de Barcelona (Hangar), Palencia (La Fábrica) o Madrid (Ritmo y Compás), Katanga pretende utilizar una antigua estructura industrial para aglutinar a todos los movimientos musicales, artísticos y culturales de la ciudad. Hasta el momento ya cuentan con un estudio de grabación, veinte locales de ensayo y una productora audiovisual. El futuro inmediato está marcado por la próxima habilitación y apertura de un plató de conciertos de más de 400 metros cuadrados y una cafetería. Multitud de planes y proyectos irán llenando sucesivamente los más de 5.000 metros cuadrados construidos y 2.500 sin construir de que dispone la finca. La Factoría comenzó a funcionar en 1997. Para entonces, los hermanos De la Casa contaban ya con una dilatada experiencia en el mundo de la música, demostrada con la prosperidad de su estudio de grabación, su colaboración con artistas como Ruper Ordorika y la experiencia de la Quincena de Rock que desde hace cuatro años organizan en Vitoria. Por el momento, la columna vertebral del proyecto está constituida por el estudio de grabación, en el que se han montado las bandas sonoras de películas como Airbag, La Regenta, Hotel y domicilio, Éxtasis, Cachito, Bajo la piel y Secretos del corazón, entre otras, además de discos de rock, corales y folklore. En este sentido, uno de los últimos trabajos salidos de la mesa de mezclas ha sido el de Xipri Larrañaga. El estudio trabaja con profesionales, pero también con aficionados. A fin de facilitar el camino a los jóvenes grupos de rock que ensayan allí, Katanga les hace precios especiales en la grabación de sus discos. Tras la apertura del nuevo plató, el estudio podrá ampliar sus actividades. Los promotores de la Factoría se plantean celebrar en esta ubicación, otra antigua cámara frigorífica, espectáculos multimedia y conciertos con un público limitado "al estilo de lo que hace el programa Séptimo de Caballería o Radio 3". De forma paralela, la Factoría abrirá "una especie de ambigú" en el que los artistas puedan departir o descansar de las grabaciones y ensayos.
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