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Rumbo a las entrañas de Madrid

Comienza la excavación para construir el museo subterráneo de las Colecciones Reales de Madrid, entre la Armería del Palacio de Oriente y la catedral de la Almudena

Los motores de las excavadoras ya han comenzado a ronronear. Sólo aguardan la orden de iniciar una perforación insólita: la de la entraña más delicada del subsuelo de la ciudad. Yace bajo la explanada abierta entre la plaza de la Armería del Palacio Real y la catedral de la Almudena. En el seno de esta almendra de cuatro hectáreas de extensión nació el poblado matriz de la ciudad. Toda la memoria de Madrid duerme ahí abajo un silencioso sueño de siglos. Ahora, se trata de construir sobre este mismo espacio un museo subterráneo para albergar las Colecciones Reales. "El Museo satisfará la necesidad de dar fe del mecenazgo real de las artes; será una prolongación museística natural del Palacio Real, y permitirá las visitas durante todo el año sin tener que sufrir cierres ocasionales por los actos oficiales que se celebran en palacio", explica Francisco Javier Peña, portavoz de Patrimonio Nacional, el organismo dependiente del Ministerio de la Presidencia que impulsa el proyecto. Miles de objetos suntuarios, que hoy permanecen almacenados en depósitos palaciegos fuera de la vista del público, esperan a ser seleccionados y exhibidos en el futuro museo: tapices, cuadros, porcelanas, orfebrería no sacra, instrumentos musicales, carruajes, coches de época, fotografías, incluso, quizá, aperos de labranza.Por su enjundia, la obra iniciada ayer será la de mayor alcance arqueológico de cuantas se han emprendido en Madrid en las últimas décadas; más, incluso, del que adquirió en la cercana plaza de Oriente. Y no sólo por la delicadeza histórica del terreno que va a ser horadado, sino, además, por los volúmenes de subsuelo que serán removidos: un frente de 125 metros de longitud por 13 metros de profundidad en el trazado longitudinal, y de 165 metros de frente y hasta 26 metros de hondura en su trazado transversal.

Las obras de consultoría arqueológica durarán unos cuatro meses. Han sido encomendadas a Arquoemedia, una sociedad dedicada a estos menesteres. Según distintas fuentes, a ella se halla adscrita Esther Andreu, la arqueológa que dirigió las excavaciones de la plaza de Oriente. Aquellas otras perforaciones en la contigua plaza dieron al traste con la Casa del Tesoro y otros vestigios histórico-arqueológicos del Madrid de los Austrias.

Las obras de superficie las ejecuta desde ayer, lunes, la compañía J. Quijano. Su primer paso fue el vallado de un área en forma de codo, que abarca desde la zona exterior de la puerta de entrada a la plaza de la Armería hasta la verja que culmina la explanada. Allí se yergue una estatua dedicada a Felipe II, de nudosas pantorrillas; ha sido cercada y, posteriormente, será trasladada a otro destino. A partir de allí, se abre la otra zona limitada, que discurre en paralelo al muro occidental de la catedral, sobre un descampado que se prolonga hasta la cuesta de la Vega. En este paraje verde comenzará en las próximas horas la excavación. Un talud separa la cota de la solera de la explanada de la base del Campo del Moro, unos treinta metros más abajo. Algunos religiosos del cercano cabildo aseguraron que bajo esta zona se encuentra una arcaica cripta abovedada, donde existió el primer lugar de culto en Madrid a la Virgen María, así como un manantial cuyas aguas, aún hoy, humedecen los sótanos de la catedral.

La primera fase de la obra persigue determinar las características topológicas y arqueológicas del suelo sobre el que será edificado el futuro museo. "Así podrán ser determinadas las dimensiones precisas del futuro espacio museístico, dato que permitirá definir luego los contenidos y el propio concepto del futuro escenario de las Colecciones Reales, además de las condiciones del concurso arquitectónico que será convocado tras la primera fase", explica el portavoz.

Máxima protección

Ni la Comunidad de Madrid ni el Ayuntamiento tienen competencias sobre la zona pese a que todo el recinto de la actuación está acogido, desde 1954, a un régimen estricto de protección arqueológica regido también por la Ley de Patrimonio Histórico Español, de 1985.

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Según los testimonios de arqueólogos y expertos, en este ámbito se hallan presumiblemente vestigios paleolíticos; restos de la primera mezquita aljama y de la primera ciudadela militar árabe, del siglo IX, erguidas sobre este solar; muros de hasta cuatro metros de altura pertenecientes a la muralla árabe, con sus cubetas y almenas, procedentes del primer cinturón fortificado que circundó la ciudad, conocido como Cerca de Mantua por el cartógrafo Álvarez de Baena, en su plano alzado en 1786; así como numerosos otros testimonios arqueológicos del alcázar de los Austrias, que ardió en la Navidad del año de 1734 y es precedente arquitectónico del actual Palacio Real.

"El propósito principal es el de incorporar al Museo Real los hallazgos arqueológicos relevantes que ahora se descubran", agrega un portavoz de Patrimonio Nacional. Si se localizara algún vestigio arqueológico intocable ("la muralla en zig-zag, por ejemplo", aseguran en Patrimonio Nacional), el proyecto aún podría ser descartado. Sin embargo, no parece probable que se produzca tal situación o que exista un supuesto arqueológico capaz de paralizar un proyecto sobre el que pesan impulsos políticos tan intensos; máxime, existiendo el precedente de las obras de la plaza de Oriente.

A grandes rasgos, se prevé que las obras puedan durar unos cinco años y el presupuesto que se baraja frisa los 10.000 millones de pesetas. "Otra página de la historia de Madrid puede quedar borrada del mapa", se lamenta un experto. Otro arqueólogo ironiza: "Creo que en vez de Colecciones Reales el nuevo museo habrá de ser arqueológico". Entretanto, las excavadoras viven la víspera de una tarea henchida de encuentros y de sorpresas.

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