La "calle Mayor" de Cataluña
En los últimos años, la carretera B-30, los laterales de la autopista A-7, con Granollers y Martorell en cada uno de sus extremos, se ha convertido en uno de los ejes de mayor crecimiento industrial de Europa. Alrededor de esta infraestructura viaria se concentran más de 10.000 empresas que, en su conjunto, suman el 50% de la producción industrial catalana. Cifras que han llevado a algunos a hablar de la B-30 como la calle Mayor de Cataluña. Esta realidad es fruto de la mezcla de causalidad y casualidad. En su primer componente, por el valor estratégico como vía de comunicación tanto hacia el interior de la Península como hacia Europa. En el segundo, por la concentración de centros de investigación y desarrollo -lo que se ha convenido en denominar por las siglas I+D- que esta vía ha conseguido atraer de forma aleatoria. Algo que no ha pasado desapercibido para la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), situada en el epicentro de este eje económico. Precisamente, la UAB ha sido la impulsora de la recién constituida fundación privada Club B-30, nacida con el objetivo de crear un espacio de colaboración entre los municipios por donde transcurre la carretera, principalmente en los ámbitos de desarrollo científico, tecnológico, económico y empresarial. El Parque Tecnológico del Vallès, el Laboratorio de Ensayos de la Generalitat, la Fundación Empresa y Ciencia, la propia UAB, Catalana de Occidente y la Corporación J. Uriach fueron hace unos meses los fundadores de la entidad, que intenta reproducir un cluster económico (zona geográfica especializada en una determinada producción) inspirado en el existente alrededor de la carretera 128 de Boston (EE UU). Carles Solà, rector de la UAB, considera que la fundación puede convertirse en una pieza clave para trabajar en investigación aplicada para empresas del Vallès Occidental y Oriental. Éstas pueden beneficiarse de los avances en I+D de la Autónoma mientras el centro adecua sus planes de estudio a las necesidades del mercado económico y facilita a los estudiantes la posibilidad de realizar prácticas y conseguir empleo. "Un 35% de nuestros estudiantes son del Vallès, por lo que uno de los objetivos de la UAB es integrar la universidad en el territorio más inmediato", argumenta Solà. Precisamente, la falta de coordinación entre las necesidades de las empresas y los trabajos que se realizan en I+D constituyen unos de los principales frenos del proyecto. Unos hechos que han sido constatados en el recientemente aprobado Plan Estratégico de Granollers y que, por ese motivo, ha incorporado la necesidad de impulsar centros de transferencia de tecnología que "pongan en contacto la oferta y la demanda tecnológica", explica Ramon Maspons, director del Plan Estratégico de Granollers y profesor de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). Un modelo que ya se ha aplicado en el País Vasco con la distribución de centros de estas características por el territorio y que ha permitido, entre otros, desarrollar un sector industrial aeronáutico. Otra de las causas que afectan al crecimiento de la investigación y al desarrollo tecnológico es denunciado desde los propios sectores productivos. "Falta sensibilidad en las administraciones para permitir que las empresas dispongan de bonificaciones fiscales por dedicar esfuerzos a I+D", afirma Albert Vilardell, presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Terrassa. Pero no todas las desventajas que debe superar el eje económico de la B-30 están relacionadas con la I+D. La eliminación del peaje de la A-7 en Sant Cugat, la apertura al transporte de viajeros de la línea de ferrocarril entre Mollet del Vallès y El Papiol y la mejora de los servicios eléctricos o telefónicos son algunas de sus peticiones surgidas del Club B-30 para mantener la potencialidad. "En los próximos meses, será necesario llevar a debate sin demora el Plan Territorial de la Región Metropolitana", señala Antoni Morral, concejal de IC-V en Cerdanyola del Vallès. La población ha conseguido generar 1.600 puestos de trabajo gracias al Parque Tecnológico del Vallès, pero en estos momentos la mayoría de las hectáreas de su suelo urbanizable están bloqueadas, según Morral, ante la histórica indefinición del modelo urbanístico metropolitano. "Hay proyectos inversores estancados por esta situación", concluye. Ninguna voz describe abiertamente la calle Mayor de Cataluña como un contrapoder, ni siquiera un contrapeso económico a la ciudad de Barcelona. A lo sumo, se describen "dos zonas de Cataluña con dinámicas propias, dado que en Barcelona no se podrían situar algunas empresas", afirma Carles Solà.
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