"Hemos abandonado Kosovo"
Sólo un calendario con la bandera del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) rompe la desnudez de las paredes en la casa de Mustaf Simnica, en la aldea macedonia de Pirroc. Pero el hogar está lleno. Mustaf, su mujer y sus dos hijos lo comparten ahora con la familia de Halit Havolli, el abuelo casi ciego a quien sacaron a golpes de su domicilio, junto a Pristina, y que llegó en tractor tras dos noches frías, hambrientas y extenuantes. Halit convenció a su hijo Raif de que renunciara a su propósito de sumarse a las filas de los guerrilleros independentistas para luchar junto a ellos y que acompañase a la familia en su éxodo hacia Macedonia.Ahora eso le turba. Raif fue un buen hijo. Pero desde que llegó al nuevo hogar se ha autocondenado al encierro, casi al mutismo. "Se siente cobarde y despreciable", explica su mujer, Fexhrije, en voz queda para que no la capten sus tres hijos. "Sólo repite: hemos abandonado Kosovo, hemos abandonado Kosovo, se lo hemos entregado a esas bestias", los serbios. Y prorrumpe en lágrimas.
El drama de Raif dificulta la intendencia del hogar de Mustaf. Necesita un rincón propio en una casa sin rincones, para enjugar su soledad: "No queremos molestarle, sufre demasiado y la única forma de ayudarle es dejarle solo con sus pensamientos".
Su mujer mastica angustia, pero está acompañada. Se ha hecho íntima de la esposa de Mustaf. Pasan juntas todo el día. "A veces nos sentamos a doblar calcetines, otras veces lloramos", dice. Y le quedan reservas de ironía: "No empleamos mucho tiempo en la cocina, hay días que sólo podemos hacer una sopa".
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