La división sobre Yugoslavia causa numerosas bajas entre Los Verdes

La coalición gubernamental alemana está a salvo de momento, después de que Los Verdes, con el compromiso adoptado en su congreso de Bielefeld, dieran un margen al ministro de Exteriores, Joschka Fischer, y le apoyaran en su búsqueda de una salida política a la guerra contra Yugoslavia. Pero las bajas en la militancia que se estaban registrando después del congreso indican que la resolución, buena para el ministro, puede no serlo tanto para el partido menor del Gobierno de Gerhard Schröder.

Las elecciones europeas del 13 de junio darán una pista, esperada ya con gran curiosidad en los medios políticos, sobre la capacidad de Los Verdes de compensar con militantes procedentes de otro espectro social la pérdida de una parte -todavía por calibrar- de sus apoyos clásicos.Los dirigentes verdes discrepaban ayer en sus estimaciones sobre cuántos militantes van a abandonar el Congreso y cómo se organizarán éstos en el caso de que lo hagan. Doscientos delegados se reunieron el jueves por la noche en una asamblea informal en Bielefeld para debatir sobre el posible abandono del partido, después de que el congreso se dividiera en dos fracciones, a razón de un 57,7% y un 41,3% de los reunidos, respectivamente.

La mayoría ganadora propugna un alto el fuego temporal de los ataques aéreos de la OTAN para dar a las tropas serbias la posibilidad de retirarse de Kosovo. La minoría, en cambio, quiere un alto el fuego incondicional e ilimitado, que Fischer no está dispuesto a aceptar.

De los 200 delegados que reflexionaron conjuntamente sobre su futuro en Bielefeld, unos 30 se mostraron claramente decididos a abandonar Los Verdes, según el exdiputado de Renania del Norte-Westfalia, Eckhard Stratmann-Mertens, uno de los que se dan de baja. Otra parte de los reunidos querían meditar y un tercer grupo era partidario de permanecer en el partido y luchar, desde dentro, por las propias posiciones. La formación de una red de verdes críticos de la política de Fischer es uno de los temas que abordará en una reunión prevista para el 6 de junio en Dortmunt. Aparte de la rivalidad por los militantes, los dos grandes grupos que se perfilan hoy en Los Verdes han comenzado también una lucha por el tarro de las esencias, y mientras unos se refieren a la necesidad de redefinir el pacifismo y adaptarlo a la época actual, otros hablan de traición y abandono de los principios.

Mientras la ministra de Medio Ambiente de Renania del Norte Westfalia, Bärbel Höhn, exhortó ayer a los pacifistas a quedarse, la portavoz, Antje Radcke, admitió que se podría formar una especie de "antimovimiento" de militantes insatisfechos, pero se mostró escéptica sobre la posibilidad de que éstos pudieran plantearse la fundación de un nuevo partido en un plazo breve de tiempo.

La resolución aprobada por el congreso de Los Verdes, un texto poco sintético en el que se critica ampliamente a la OTAN, supone en la práctica también la primera aprobación implícita -en el máximo foro del partido- del uso de la violencia para resolver los conflictos.

Tanto el canciller federal, Gerhard Schröder, como los altos cargos de la socialdemocracia alemana se mostraron satisfechos por el resultado del congreso de Los Verdes. Según Schröder, el ministro Fischer ha sido fortalecido, pero, para los democristianos y liberales, en la oposición, el congreso mostró que Los Verdes están divididos y son incapaces de gobernar.