El 'halcón' que controla a más de un millón de policías y soldados
Serguéi Stepashin, el flamante primer ministro ruso en funciones, tiene asignada la tarea del hombre del saco: asustar, no a los niños, sino a la oposición izquierdista. Se ha convertido en garante de la permanencia de Yeltsin en el Kremlin en caso de enfrentamiento con la Duma. Aunque en sus primeras declaraciones haya dicho que lo hará todo de acuerdo con la Constitución, nadie duda de que dará la orden de usar la fuerza para defender al presidente si lo considerara necesario.La vocación de halcón de Serguéi Stepashin quedó ya demostrada en el conflicto con Chechenia. Stepashin ya se ha ganado su puesto en la historia de Rusia. Y no solamente por su nuevo nombramiento como primer ministro del país, sino por haber sido, paradójicamente, el bombero que se encargó de prender fuego a la guerra de Chechenia. Stepashin, que escribió una tesis sobre la defensa de Leningrado contra los incendios, fue uno de los principales responsables de la invasión a la República norcaucásica rebelde en 1994. En aquel entonces, desde su puesto como director del Servicio Federal de Seguridad (SFS), fue el principal organizador de los primeros intentos por acabar con el líder checheno Dzhojar Dudáyev.
Borís Yeltsin necesita, al menos en tiempos de crisis, tener incondicionales suyos en los puestos claves. Y Stepashin ha probado su lealtad al presidente en los momentos más críticos de la reciente historia de Rusia. Ahora, Yeltsin ha echado mano de él como un arma de disuasión: es una advertencia a la oposición de izquierda, que tiene la mayoría en la Duma Estatal, la Cámara baja del Parlamento ruso, para que no se atreva a enfrentarse directamente al Kremlin y no trate, por todos los medios, de hacer caer al presidente.
Garantizar el orden electoral
Serguéi Stepashin tendrá, además, la tarea clave de garantizar el orden durante las próximas elecciones legislativas, ya se produzcan éstas anticipadamente -en caso de que los diputados rusos rechacen tres veces su candidatura a primer ministro propuesta por el presidente y éste decida disolver la Duma-, ya se celebren en diciembre, la fecha que ya está fijada oficialmente.Vistas así las cosas, y asumiendo que el presidente veía como inminente su enfrentamiento con los diputados de la Duma, el nombramiento de Stepashin en este delicado momento puede lograr el efecto deseado por Yeltsin. Stepashin tiene una gran experiencia como ministro: además del Servicio Federal de Seguridad, heredero del siniestro KGB de la etapa soviética, encabezó el Ministerio de Justicia y, desde abril del año pasado y hasta ayer mismo, el Ministerio del Interior. Estos cargos, como es natural, le han permitido establecer excelentes relaciones en las instituciones encargadas de velar por el orden público, lo que significa que puede contar con su apoyo en caso de que fuera necesario sacar los carros de combate a las calles.
Pero Stepashin tiene fundamentos para creer que puede contar no sólo con la solidaridad de los cientos de miles de policías y de soldados del Ministerio del Interior, sino también con el de las Fuerzas Armadas. Su padre fue oficial de la Marina de Guerra, y durante el conflicto de Chechenia, Serguéi Stepashin coordinó la acción de militares, policías y agentes secretos. Además, él mismo tiene el grado de coronel general. La carrera política de Stepashin comenzó hace nueve años, en los tiempos de la perestroika de Mijaíl Gorbachov, cuando servía en las tropas del Ministerio del Interior. Cuentan que un grupo de cadetes que regresaban en un avión militar de Armenia a Rusia inesperadamente decidieron proponer la candidatura de su oficial Stepashin para las elecciones legislativas. Fue así como Stepashin fue elegido diputado popular y miembro del Sóviet Supremo de la entonces República Federativa Socialista Rusa.
Allí, Serguéi Stepashin se unió al grupo liberal de diputados, y con el apoyo de éstos y de los centristas, fue elegido presidente del comité de Seguridad y Defensa. Ya desaparecida la Unión Soviética, durante el conflicto de Borís Yeltsin con el Sóviet Supremo, se puso de parte del primero y, al día siguiente del decreto de disolución del Parlamento ruso, el presidente le nombró primer viceministro de Seguridad.
Tuvo un tropezón en 1995, cuando se vio obligado a dimitir después de que el guerrillero checheno Shamil Basáyev entrara a sangre y fuego en la ciudad rusa de Budiónnovsk. Pasó entonces a encabezar un departamento de la Administración de Borís Yeltsin y regresó al Gobierno en julio de 1997 como ministro de Justicia.
Ahora ya hay quienes piensan que la estrella de Serguéi Stepashin brillará aún más y no excluyen que el presidente Borís Yeltsin le quiera preparar para que le suceda en el Kremlin.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.