¿Qué paz para Kosovo?
Por primera vez desde el fracaso de las negociaciones de Rambouillet, la diplomacia ha retomado su papel. (...) Los ministros de Asuntos Exteriores del G-8 se han puesto de acuerdo sobre los principales puntos de un plan de paz. Este documento asume las exigencias de la OTAN: retirada de las tropas serbias y entrada de una fuerza militar internacional en Kosovo para proteger la vuelta de los refugiados y garantizar el establecimiento de un Gobierno autónomo sin perjudicar la integridad territorial de Yugoslavia. (. . .) Hasta el momento, Rusia se contentaba con transmitir la posición de Belgrado, que sólo aceptaba una presencia civil en la zona. (. . .) Para lograr el compromiso, Occidente ha hecho una importante concesión que había rechazado en Rambouillet. La fuerza internacional no estará exclusivamente compuesta por tropas de la OTAN, (...) ni siquiera está claro que formen el núcleo. Para as el visto bueno dé Moscú, acaso los aliados están dispuestos a repetir la desgraciada experiencia de la Unprofor, las tropas de la ONU en Bosnia. La cuestión no está decidida. Se solucionará en el compromiso que los próximos días deben tomar los países del G-8. Es un matiz decisivo. Sólo el retorno efectivo a sus hogares de los refugiados (...) significará la derrota de la política serbia de limpieza étnica. Ahora bien, este objetivo se alcanzará si los kosovares confían en la fuerza internacional y la Administración que se implante. Si su composición da la imagen de un compromiso favorable a Belgrado, los deportados temerán el regreso. (...) Significaría la derrota de los aliados.
, 10 de mayo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.