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El Fundi puso de su parte

La corrida de Charro de Llen no puso mucho de su parte para que en Móstoles tuvieran una tarde completa, animada, repleta de torería y emoción. Los toros flojearon en general y fueron perdiendo gas según avanzaba la faena de muleta. Todos los toros fueron despachados con el habitual monopuyazo. Pero quien sí puso de su parte, y le acompañó la suerte, fue El Fundi, que terminó saliendo a hombros.El Fundi vino a torear a Móstoles en sustitución del anunciado Morante de la Puebla, que no pudo hacerlo por cogida. El parte médico estaba puesto en las taquillas. El pronóstico es reservado.

El bravo torero de Fuenlabrada aprovechó el lote potable de la corrida y dio espectáculo. Brilló en los tres tercios. Con el capote toreó por verónicas, galleó por chicuelinas y bregó con su aquel de ciencia propia. Los rehiletes los manejó con autoridad. Y la muleta no le falló a la hora de templar a su primer toro de Bernardino Piriz, o para poderle al manso cuarto, que le presentó dificultades.

Charro / Fundi, Uceda, Mora

Cinco toros de Charro de Llen, desigualmente presentados y de juego irregular, blandos, alguno sospechoso de pitones; el 1º de Bernardino Piriz, anovillado, noble.El Fundi: pinchazo hondo, estocada desprendida perdiendo la muleta y descabello (oreja); metisaca y estocada (dos orejas). Salió a hombros. Uceda Leal: estocada tendida (ovación); dos pinchazos, estocada caída y descabello (ovación). Eugenio de Mora: media estocada y descabello (silencio); dos pinchazos, media y dos descabellos (ovación). Plaza de Móstoles, 8 de mayo. Un tercio de entrada.

El Fundi llevó largo por el pitón derecho a su primer toro, en una faena de muleta en la que estuvo a gusto, y en la cual instrumentó circulares y pases de pecho con su miaja de sal. Unos ayudados por bajo para rematar faena, fueron mandones y ajustados. Los momentos más calientes de la tarde llegaron cuando El Fundi puso banderillas a su segundo: dos pares corriéndole hacia atrás al toro y un par al cambio rumboso, y al poner en suerte ante el picador al burel, en un galleo por chicuelinas de garbo y son que el público aplaudió mucho.

Uceda Leal en su primero poco pudo hacer. El toro claudicó en seguida. Intentó faena de cuidado y enfermería, a media altura, pero aquello era inútil, cualquier tipo de faena. De aliño y bajo mínimos. A su segundo lo recibió con una larga cambiada y verónicas suaves por los dos pitones. El toro se partió, al derrotar en los burladeros, el pitón derecho, y, lo que son las cosas de la tauromaquia, fue por el lado donde algo pudo estirarse Uceda Leal. Lo hizo en redondos a media altura, que procuró componer y dar lustre. Y al final, en los pases de adorno postreros, consiguió un molinete y un farol de buen aire.

Eugenio de Mora despachó a su primero, manso y de agria embestida al rematar el muletazo, breve y expeditivo. Y en su segundo llegó a dibujar un par de naturales estimables. No le faltó voluntad. Sin embargo el toro se apagó pronto y el trasteo terminó por diluirse. Había toreado los lances de saludo jugando bien los brazos, y llevado largo al toro. A la hora de entrar a matar, se le notó el esfuerzo hecho para superar el percance que había sufrido el 2 de mayo en Las Ventas, algo que le ocurrió al afrontar la hora suprema de la verdad. Siempre la más difícil, pues es el único momento en el cual se le pierde la cara al toro. Así se debe hacer para matar por arriba y en condiciones.

Ya lo dijimos al comienzo de esta crónica. El Fundi puso de su parte. El resultado fue que sería sacado a hombros y llevado entre aplausos hasta el coche de cuadrillas.

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