La Alianza admite que un misil pudo perder el rumbo en Nis

"Hoy es más cierto que nunca que la OTAN nunca duerme", recordó ayer el portavoz civil aliado, Jamie Shea, para subrayar que la llegada de 176 nuevos aviones permitirá en breve a la Alianza atacar "siete días a la semana durante 24 horas al día". Es la manera que tienen los aliados de dejar muy claro que no habrá respiro para Milosevic hasta que no acate el acuerdo pergeñado por Rusia y el Grupo de los Siete (G-7), el jueves pasado en Petersberg, a las afueras de Bonn.Pese a estas advertencias, la Alianza redujo ayer sus operaciones debido al mal tiempo en los Balcanes. Pero ese mal tiempo no impidió que los aviones aliados se cebaran en Nis. Ni que por la noche bombardearan sistemáticamente Belgrado.

Los portavoces aliados reconocieron haber atacado diversos objetivos en Nis, desde el campo de aviación hasta depósitos de petróleo y radiotransmisores. A última hora de la noche admitieron que es "altamente probable" que los misiles de alguno de sus aviones, cargados con munición de efecto combinado, incluidas bombas de racimo, perdiera el rumbo y cayera sobre edificios civiles. "Desafortunadamente, es altamente probable que alguna de esas bombas alcanzara edificios civiles", asegura el comunicado emitido anoche por la OTAN.

Al tiempo, reitera que "no hubo intención" de dañar a civiles durante los ataques. Por la mañana, el portavoz militar aliado, el general Walter Jertz, afirmó que "no había ningún hospital ni lugares civiles entre nuestros objetivos".

Ocho errores admitidos

Antes de Nis, la OTAN había admitido siete de los ocho errores que le ha atribuido Belgrado, aunque en dos de ellos (el ataque a sendos puentes cuando pasaban un tren y un autobús) se ha puntualizado que fueron accidentes: la fatalidad de que coincidieran con el paso de esos vehículos sin que el piloto tuviera tiempo de abortar el disparo. La OTAN nunca ha admitido que atacara otro autobús de pasajeros en una carretera fronteriza entre Kosovo y Albania.Al tiempo que mantiene la ofensiva aérea, la Alianza sigue preparando la fuerza de intervención que debe proteger el regreso de los refugiados a Kosovo. Aunque esa fuerza está ahora dedicada a tareas humanitarias para atender a los refugiados establecidos en Macedonia y Albania, los soldados prosiguen sus entrenamientos como fuerza de interposición, según admitió ayer el portavoz civil, Jamie Shea.

Shea restó importancia a la inspección que entre ayer y hoy realizarán las autoridades rusas a la fuerza aliada en Macedonia. Rusia ha apelado al Documento de Viena de 1994, que prevé esos controles cuando las tropas extranjeras en un país sobrepasan determinada cantidad. "Para nosotros es un asunto de pura rutina y vamos a cooperar plenamente con los rusos", declaró el portavoz.