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Una cuestión de mayorías

A finales del año pasado, en el mes de diciembre, a la salida de una entrevista con el presidente Zaplana, el líder de Unió Democrática de Catalunya, Duran i Lleida, declaraba a los medios de comunicación valencianos que ambos políticos habían coincidido en que "el sistema de financiación actual no es suficiente ni para nosotros ni para los valencianos, por ello nos convendrá cambiarlo". Y añadía que tanto él como Zaplana estaban de acuerdo en que, siendo las dos comunidades motores importantes en la economía española "han de contribuir más, pero también tiene que haber un equilibrio a una situación que no estrangule las posibilidades económicas de Cataluña y Valencia". Apenas unas horas después, el portavoz del Gobierno valenciano, el consejero Ripoll, se apresuraba a salir a la palestra para manifestar a la prensa que la Generalitat "está satisfecha" con el actual modelo de financiación y que, en el mismo, la Generalitat "veía reconocidas sus pretensiones". Unos días antes, el 23 de noviembre, en una conferencia publicada en el Circulo de Economía de Barcelona, el presidente de Cataluña, Jordi Pujol, planteó la necesidad de reformar el sistema de financiación con el fin de corregir el déficit fiscal que padece Cataluña, cosa que también le sucede al País Valenciano. Según diversos estudios llevados a cabo por diferentes economistas y catedráticos catalanes, el déficit fiscal de Cataluña se puede situar entre 800.000 millones y 1,3 billones de pesetas. La propuesta que hacía Pujol era situarlo en unos 400.000 millones. Inmediatamente, surgieron las reacciones furibundas en contra de las propuestas de Pujol. El diario El Mundo editorializaba con estas palabras: "Cataluña, en realidad, no paga ni demasiado ni demasiado poco, ni lo justo. Cataluña, sencillamente, no paga impuestos" (Se da la casualidad, ¡miren por donde!, que la conferencia de Jordi Pujol llevaba por título Un trato justo para los ciudadanos de Cataluña). Federico Jiménez Losantos, en el mismo periódico, decía lo siguiente: "La que ha organizado (Pujol) ahora con eso de la soberanía fiscal pertenece al orden de las majaderías teóricas convertidas en pesadilla tribal. No puede engañarse más y a más gente con menos ideas y menos razón. Pero ahí está el gallito de la política española, cacareando. Y el corral, silencioso a fuer de gallináceo". Luego resulta que, al cabo de apenas cuatro meses de que el consejero Ripoll manifestase que la Generalitat valenciana "estaba satisfecha" con el actual sistema de financiación, sale el presidente Zaplana y dice que ese sistema no sirve, que hay que cambiarlo y propone, nada menos, que aquel que Pujol planteaba en su conferencia del Círculo de Economía, es decir, la elevación del techo autonómico en materia de recaudación y gestión de impuestos. Zaplana se preocupa de recalcar su sintonía con Pujol en materia de financiación autonómica, declarando que "Cataluña tiene razón al hacer determinadas reivindicaciones; y no son tan alocadas", y acude a Barcelona a reunirse con el presidente Pujol para mejor poner de relieve la "sintonía" entre el gobierno valenciano y el catalán. Naturalmente, sus amigos de El Mundo o de la COPE, del ABC o La Razón y otros periodistas que van por libre, se han cuidado muy bien de poner el grito en el cielo como hicieron con Pujol cuando propuso lo mismo. ¡Esto de la libertad de expresión y la libertad de silencios funciona de maravilla! En todo caso, hay que reconocer que la propuesta del presidente Zaplana es beneficiosa para los valencianos, para la economía del País Valenciano. No en vano, esta propuesta de financiación fue lanzada a la opinión pública por Zaplana ante un grupo de empresarios reunidos en la Bolsa de Valencia. La pregunta que cabe hacer es la siguiente: ¿esto va en serio o es una cortina de humo electoralista? Uno tiene sus dudas sobre lo que pueda pensar el ministro de Economía y Hacienda y vicepresidente segundo del Gobierno. ¿Está de acuerdo el señor Rato en llevar a cabo una modificación del sistema de financiación autonómica en la línea indicada por Pujol y Zaplana? Repito: uno tiene sus dudas. Pero hay algo más: ¿en caso de que el señor Aznar gane por mayoría absoluta en las próximas elecciones generales, aceptaría llevar a cabo una modificación en este sentido?. Continúo dudando. Sólo en el caso de que para conseguir la investidura, el señor Aznar necesitase los votos del grupo parlamentario de CiU, cabría albergar un cierta esperanza. Con un PP con mayoría absoluta en Madrid y un PP con mayoría absoluta en el País Valenciano... Ja en parlarem! De momento -¡menos mal!- a nuestro presidente Zaplana no le han acusado de plantear "majaderías teóricas convertidas en pesadilla tribal". De algo le va sirviendo el entorno mediático adicto que se ha montado.

Francesc de P. Burguera es periodista. fburguera@inves.es

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