Silva describe en 'El ángel oculto' la dificultad de no asumir el paso del tiempo
La dificultad de los humanos de no asumir su lugar en el tiempo, de no aceptar la edad, o, en fin, el afán de querer quedarse siempre en este mundo, es uno de los conflictos en los que indaga el que fuera finalista del Premio Nadal 1997 Lorenzo Silva (Madrid, 1966) en su última novela, El ángel oculto (Destino)."Es una reflexión sobre el problema que en un momento dado todos empezamos a tener con el paso del tiempo, y también hablo de la zanja cada vez mayor entre las personas jóvenes y los ancianos. Intento tender puentes entre todos", manifestó ayer Lorenzo Silva durante la presentación de su novela en Madrid.
Para este abogado en ejercicio que escribe en sus ratos libres, y alejado de los círculos mediáticos, la novela El ángel oculto es su octavo libro, una novela de misterio, amor y de búsqueda. Impulsado por una serie de acontecimientos que él interpreta como señales (la infidelidad de su mujer, la muerte de su perro y un sueño), el protagonista decide dejarlo todo e irse a Nueva York con el vago pretexto de estudiar alguna cosa o simplemente esperar a que le ocurra algo y le cambie la vida.
"Como escritor intento interpretar los problemas de mi tiempo y época con los límites que tiene la ficción, que no aporta soluciones, pero con la ventaja de que es muy potente a la hora de poner en claro la realidad", añadió el autor de La flaqueza del bolchevique.
En su último libro, Silva también aborda otro asunto de hoy: la tensión moderna que existe entre la búsqueda actual del éxito y la popularidad y la necesidad de pensar a solas "qué demonios estamos haciendo aquí". Y refleja la contradicción que se deriva de la aspiración de ser leído y reconocido como escritor y la aspiración de ser invisible y de mantenerse en la esfera privada. "Mejor es estar solo y en silencio", dijo.
El autor de la novela El lejano país de los estanques, con la que obtuvo en 1998 el Premio El Ojo Crítico, de RNE, en la modalidad de narrativa, también habla en El ángel oculto de los poderosos vínculos que unen a los hombres con la tierra que les ha visto nacer y a la que pertenecen.
"Cuando la relación de los hombres con los suyos deja de ser solidaria y natural se convierte en un enfrentamiento absurdo", declaró Silva, refiriéndose a los conflictos territoriales. "Hay un cierto nacionalismo que está inutilizando Europa y del que América se ve libre". Y calificó la guerra en Kosovo de patriotismo aldeano y tarado, "una tara que no tienen los americanos, librarse de ella es el reto que tiene ante sí Europa", subrayó Silva.
Babelia
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