La fiscal rebaja la pena a un acusado de homicidio por su arrepentimiento

Siete mujeres y cuatro hombres, convertidos en jurado en la Sección Segunda de la Audiencia de Vizcaya, decidirán desde la mañana de hoy si José Ramón G.C. es culpable de homicidio. El jurado ha escuchado durante tres días el testimonio del acusado, quien ha relatado cómo la noche del 15 de octubre de 1996 salió a cenar con su hermano y un amigo y acabó en la comisaria de la Ertzaintza de Lekeitio pidiendo ayuda y confesando que había clavado un cuchillo en la espalda a Néstor Arrasate, de 30 años, a quien conocía "de toda la vida". Arrasate pasó esa noche persiguiendo al acusado y a su hermano por todo el pueblo. Entre gritos y amenazas, les exigía que le pagasen una antigua deuda por consumiciones. En un momento dado, marchó a su casa y volvió con dos cuchillos, de doce y diez centímetros de hoja. Uno de ellos se le cayó al suelo en una de las discotecas a las que entró siguiendo al grupo. Un perito afirmó en el juicio que el fallecido tenía 2,8 miligramos de alcohol en sangre y había tomado además un tranquilizante. Ya de madrugada, el enfrentamiento llego al cuerpo a cuerpo. José Ramón G.C. vió en el suelo a su hermano herido y sobre él a Arrasate con un cuchillo en la mano manchado de sangre. Intentó interponerse entre ambos y acabó, no sabe cómo, clavando uno de los cuchillos en la espalda de quien les había perseguido toda la noche. Cuando se dio cuenta de lo ocurrido, intentó taponar con un jersey las heridas de ambos y corrió a avisar a la Ertzaintza. La fiscal mantuvo ayer al final de la vista la acusación de homicidio, pero rebajó su petición de pena de siete a dos años al aplicar la eximente incompleta de legítima defensa y arrepentimiento espontáneo. La defensa pide la libre absolución, porque argumenta que el acusado intentó tan sólo ayudar a su hermano herido y no pretendió matar a la víctima.