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Tres tigres de una reserva animal de Alicante matan a una pareja de alemanes

Las víctimas se saltaron las medidas de seguridad del recinto destinado a felinos salvajes

La temeraria decisión de fotografiar a los tigres de cerca, ignorando las señales en español, alemán e inglés que prohíben abandonar los vehículos, acabó ayer en cuestión de segundos con las vidas de dos ciudadanos alemanes que visitaban el Safari Park de El Verger (Alicante). Los fallecidos son Wilhelm Schmidt, de 77 años, y una mujer de similar edad cuya identidad no fue facilitada anoche por la Subdelegación del Gobierno en Alicante. Los dos residían en Els Poblets, una localidad cercana a El Verger.

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Safari Park es un conocido zoológico al aire libre donde los animales salvajes pueden ser observados por los visitantes desde el interior de sus vehículos, que deben seguir el recorrido oficial debidamente acotado y seguir las medidas de seguridad que indican carteles rotulados en varios idiomas.Los dos alemanes llegaron pasadas las tres de la tarde al safari. Media hora después accedieron con su coche, un Opel Corsa con matrícula de Palma de Mallorca, al recinto reservado a los tigres. A pesar de la expresa prohibición de abandonar los vehículos o bajar las ventanillas, la pareja bajó del coche, lo cerró con llave y, cámara en ristre, se dirigió al lugar en el que descansaban los felinos, al parecer para tomar imágenes.

Una de las hipótesis barajadas por la Guardia Civil es que la pareja divisó un grupo de cachorros y se acercó para fotografiarlos, sin apercibirse de la presencia en las inmediaciones de los tigres adultos que acabarían con sus vidas instantes después.

Eran las 15.45. La respuesta de las fieras ante lo que consideraron una invasión de su territorio fue inmediata, sin dar opción a los vigilantes del safari a intervenir. Tres tigres de Bengala que en esos momentos se exhibían en las instalaciones se abalanzaron rápidamente sobre los visitantes, a los que atacaron directamente al cuello, causándoles la muerte instantánea. El cadáver de la mujer quedó decapitado. Cuando los vigilantes, que disponen de armas largas para repeler ataques de este tipo, advirtieron la tragedia, era demasiado tarde. Los cuerpos estaban a más de 100 metros del vehículo.

Sin disparar

Avisada la Guardia Civil a las cuatro de la tarde, se solicitó autorización judicial para rescatar los cadáveres y evitar que los animales se ensañaran con ellos. Los agentes acudieron al recinto con sus armas reglamentarias, pero no fue necesario disparar contra los animales. Los fallecidos fueron trasladados al tanatorio de Dénia.De la investigación se han hecho cargo el equipo de la Policía Judicial de la Guardia Civil y especialistas en legislación sobre fauna y recintos especiales del equipo del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de El Verger. La juez de Dénia que instruye el caso decretó ayer el secreto del sumario.

En el Safari Park El Verger, que funciona desde hace 22 años, conviven una veintena de estos felinos en peligro de extinción, separados por estancias y en régimen de semilibertad. Nunca están juntos, sino separados por grupos. Los tres ejemplares que atacaron a los turistas eran dos machos y una hembra de entre 10 y 12 años que ocupan la primera zona destinada a los felinos salvajes, a la que siguen otros recintos con más tigres y leones.

Horas después del ataque, la dirección de la empresa encargada de explotar las instalaciones, Parque Safari Costa Blanca SL, emitió un comunicado de prensa en el que explica que el recinto está diseñado "para propiciar un encuentro especial entre animales y visitantes, pero siempre dentro de un entorno controlado y con las máximas medidas de seguridad".

El Safari Park nunca ha registrado un incidente así, "y ni siquiera se ha llegado a producir una fuga", añade la nota. Todo el recinto destinado a acoger fieras salvajes dispone de altas vallas metálicas de protección, y los vehículos deben seguir un camino de tierra a través del cual se completa el circuito.

"Dentro del dolor y la tristeza que nos imponen estos hechos, queremos circunscribirlos a un caso aislado dentro de la trayectoria de nuestro centro", apunta el comunicado. La dirección del safari decidió ayer cerrar sus instalaciones al público después de que los investigadores culminaran los atestados, aunque anunció que volverá a abrir sus puertas con normalidad, salvo que el juez que lleva el caso ordene lo contrario.

Para el safari, el accidente fue consecuencia directa de un incumplimiento del protocolo de seguridad por parte de los dos fallecidos, que contravinieron todas las recomendaciones y exigencias para evitar ataques. Al margen de las normas de seguridad "de sentido común", los empleados de las instalaciones distribuyen un folleto que explica en varios idiomas las medidas de seguridad, entre las que destaca la "imperiosa necesidad de permanecer dentro del vehículo mientras se recorren los recintos de felinos". El folleto indica también las pautas a seguir en caso de avería o accidente del vehículo.

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