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Reportaje:

El tropiezo de Oxford

Isabel Ferrer

Compilada desde hace seis años por el rotativo The Times, la lista de excelencia de las universidades británicas solía encabezar su cuadro de honor con dos nombres famosos: Cambridge y Oxford. Por vez primera, esta última ocupa el tercer lugar, por debajo del Imperial College de Londres, especializado en ciencias e ingeniería.Además de sorprendente, dicho puesto resulta algo embarazoso para el más antiguo centro académico del Reino Unido. Una vez más, sus rivales de Cambridge encabezan la tabla.

Para su elaboración, en la que participa un grupo de expertos universitarios, se aprovechan los datos recogidos anualmente por la Oficina de Estadísticas de la Educación Superior. Las solicitudes de admisión de nuevos alumnos así como las notas obtenidas por los futuros licenciados en los exámenes finales; el número de profesores contratados, su calidad y publicaciones; los fondos invertidos en la informatización de las facultades o bien colleges, y los dedicados a las diversas bibliotecas, son tenidos en cuenta al ordenar las universidades británicas.

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La élite destronada

Sus críticos subrayan que es imposible, desde el punto de vista analítico, comparar instituciones que difieren en tamaño, presupuesto e intereses. Colin Lucas, rector de Oxford, reconoce que para mantenerse en la cumbre -de donde no cree haber descendido- hay que ser flexible y buscar más fondos. Cambridge, sin duda la más activa, ha abierto una senda no siempre fácil de seguir.

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