La noche más oscura de la guerra
Por primera vez tras 40 días de bombardeos de la OTAN sobre cuarteles, puentes o refinerías, los serbios sintieron que la guerra entraba en sus propias casas. Los ataques de la noche del domingo contra las principales centrales eléctricas dejaron a oscuras y sin suministro de agua al 70% del país, mientras el silencio se apoderaba de teléfonos y emisoras de radio y televisión. Al mediodía de ayer, el 80% de los barrios de Belgrado y regiones enteras de Serbia seguían sin electricidad tras la pesadilla provocada por las bombas de grafito.
"Cuando me desperté esta mañana el grifo estaba seco. Intenté encender la luz del baño, pero fue en vano", relataba ayer una mujer, todavía en camisón, mientras hablaba a gritos con sus vecinos desde el balcón de su casa. "Esto es un auténtico desastre", se quejaba. "No se preocupe, la electricidad va a volver esta tarde; lo han dicho en la radio", la consolaba un hombre desde el otro lado de la calle del barrio belgradense de Bnovo Brdo. "Sí, pero ellos [los aliados] nos seguirán bombardeando una y otra vez", replicó la mujer.
Tras una noche de apagón casi total, los técnicos de la Compañía de Distribución de Electricidad (EPS) trabajaban ayer contra el reloj para intentar reanudar el servicio progresivamente, a fin de evitar una sobrecarga de la red. Mientras, la EPS aconsejaba a los usuarios que desconectaran todos sus aparatos para ahorrar energía. Los hospitales, las empresas de transporte público y de suministro de agua tenían preferencia. También las panaderías.
Tres días de fiesta
Ayer, tercera jornada festiva consecutiva en Serbia por la celebración del Primero de Mayo, muchos belgradenses hacían cola a la puerta de las panaderías, cuya producción se vio afectada por el apagón. "Si esto sigue así mucho tiempo caeremos enfermos. ¿Qué va a pasar con toda la comida que hemos guardado en los congeladores?", se preguntaba una mujer que intentaba comprar una botella de agua mineral en una tienda del centro de Belgrado. "Es indignante. ¿Qué les hemos hecho para merecer esto?".
En la capital serbia, los ciudadanos permanecían pegados a los transistores tras haber hecho acopio de pilas y velas, informa la agencia Efe, para sobrellevar el apagón. El director de la central eléctrica belgradense, Dragan Petrovic, prometía que la red estaría reparada a última hora de la tarde de ayer, y el jefe de Defensa Civil de la capital, Dragan Covic, aseguraba que el agua sigue siendo potable "Creen que están acabando con Milosevic, pero están acabando con todo un pueblo", decía un jubilado que aún seguía sin luz desde la noche del domingo.
"Vamos a tomar un café. Tengo un hornillo de gas y algo de agua. Tenemos que salir adelante; que no cunda el pánico", animaba un ciudadano a sus compañeros de cola. La moral de los dos millones de habitantes de Belgrado, sin embargo, parecía haber tocado fondo ayer después de la noche más oscura en 40 días de bombardeos de la OTAN.
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