La Moncloa cree que el presidente de Madrid apela a la promesa de Aznar de gobernar un máximo de 8 años

En La Moncloa no ha hecho ninguna gracia el recordatorio que el presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, ha vuelto a hacer sobre sus aspiraciones a suceder a José María Aznar como candidato del PP a la Presidencia del Gobierno a partir del año 2003. Y le ha cortado en seco. En público, la única voz del Gobierno que se oyó ayer fue la del titular de Administraciones Públicas, Ángel Acebes, que calificó de "precipitado" el debate abierto por Gallardón. Pero el análisis que se hace en La Moncloa es contundente. En el palacio presidencial se hace un paralelismo entre la actitud de Ruiz-Gallardón con Aznar ante la candidatura a la Presidencia del Gobierno con la que mantiene el presidente de Unió Democràtica de Catalunya (UDC), Josep Duran Lleida, con el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol. En ambos casos se juzga que la periódica postulación tanto de Gallardón como de Duran responde a una fórmula de presión y recuerdo hacia los dos gobernantes a los que pretenden sustituir, para que cumplan sus compromisos públicos. En el caso de Pujol, de que las próximas elecciones autonómicas catalanas serán las últimas a las que se presente. En el de Aznar, que el jefe del Gobierno madrileño le trata de recordar al hoy jefe del Ejecutivo central que prometió gobernar sólo durante ocho años. Y con ello, que antes del año 2003 debe abrirse en el seno del PP el proceso sobre la designación de candidatos para la sucesión de Aznar.El presidente del Gobierno matizó recientemente que su compromiso temporal para mantenerse al frente del Ejecutivo era el de ocho años seguidos.

Tampoco ha faltado la comparación de Ruiz-Gallardón con el ciclista que frecuentemente protagoniza grandes escapadas, pero que al aproximarse a la meta queda desbordado por el pelotón. De ahí que ayer los populares recordaran que Ruiz-Gallardón no es el único político de este partido que puede aspirar a la sucesión de Aznar como candidato. En La Moncloa piensan que éste es un debate precipitado.