Veinte duros en la piel
No son las rebajas de unos grandes almacenes pero a las cinco de la tarde una decena de caras observan el escaparate esperando que abran las puertas. Es un Todo a 100. Una de las 500 tiendas de este tipo que hay en Sevilla. Una vez dentro, comienza el desvarío por los estantes donde se puede encontrar, desde una muñeca hasta un sacacorchos.Pero también hay múltiples marcas de cosméticos y eso es lo que le preocupa a la Unión de Consumidores de Andalucía (UCE-A), que ha pedido la retirada de una lista de estos productos, una vez analizados, por considerar que pueden representar riesgo para la salud de las personas. El paseo de los inspectores les ha costado a estos almacenes de la baratija, donde casi todo se puede adquirir por una moneda dorada, una denuncia ante la Dirección General de Farmacia y Productos Sanitarios, ante la Dirección General de Consumo y ante el Tribunal de de Defensa de la Competencia. ¿Cómo es posible que una muñeca con su vestidito y su canesú, un bote de detergente o una colonia de medio litro cueste sólo 100 pesetas, cuando en cualquier otra tienda sale más caro?, se pregunta la UCE-A. Y cualquier ciudadano contestaría: "Es que están fabricados en la China" o "es que son made in Taiwan". Pues, no. El 99% de estos productos se elaboran en los países de la Unión Europea. Pero lo que se ha detectado como ilegal en estos productos no es su precio, ni su procedencia sino las indicaciones que deben aparecer en el artículo que el consumidor adquiere y que no hay quien las encuentre. El 36% de los cosméticos analizados no mencionan los ingredientes que los componen. Eso es una falta grave. Cuando lo hacen, el etiquetado suele estar en inglés o en francés. Esto no constituye un delito, porque puede utilizarse cualquiera de los idiomas de la Unión, pero no es beneficioso para los compradores, dicen en la UCE. Y, en tercer lugar, hay algunos geles de baño, cremas y otros potingues de a cien que señalan, por ejemplo: "a base de algas" o "gel a la avena", y luego resulta que lo que contienen de algas o de avena es un 0,1 por mil. A base de poco, vamos. Y esto ya es para sacar tarjeta roja. Con estos productos marca Acme, el Coyote no destruye al Correcaminos ni en sueños. O lo fulmina, a saber. Luego está el asunto de la competencia. A la UCE-A le preocupa también que las imitaciones de productos bien conocidos induzcan a error al comsumidor. Aunque esta es la parte más hilarante de estas tiendas, que parecen un número de humor de Martes y Trece en sus buenos tiempos, cuando se peleaban en los supermercados con los tambores de detergente. En los Todo a 100 se puede encontrar limpia platos Vajistol o colonia Royale Amalfi o gel Avena con un apellido raro. Y eso no es nada si se comparan con el parecido que muestran los recipientes con otros de productos de fama reputada. ¿A qué le recuerda una crema de manos envasada en una latita redonda de color azul con letras en blanco?. "A Nivea". Han vuelto a equivocarse. El producto en cuestión es Amalfi creme o Bahía. La UCE-A ha denunciado también que en algunos de los productos analizados no se especifica el fabricante ni el distribuidor. Que en gran parte del género -siempre cosméticos- no existe fecha de caducidad. Y que no se aclaran las precauciones del uso al que están destinados. Pese a todo, las licencias de apertura expedidas en Sevilla para montar un negocio de estos alcanzaron en 1998 el 30% del total. Y todo porque a la gente le parece barato. Pues un periódico cuesta 125 pesetas y, por lo menos, está escrito en español.
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