Patrimonio descubre en San Fernando un excepcional poblado de la Edad del Bronce
Un grupo de arqueólogos de la Comunidad ha encontrado en San Fernando de Henares un yacimiento que califican como el hallazgo más importante de los últimos 20 años relativo a la cultura campaniforme, una cultura de la Edad del Bronce (3.500 o 4.000 años de antigüedad). En una superficie de media hectárea han aparecido fondos de cabaña, enterramientos, vasos campaniformes, silos, basureros y también restos humanos. La importancia del descubrimiento radica no sólo en su excepcionalidad, sino también en el buen estado de conservación de los restos.
El director general de Patrimonio, Javier Aguilar, asegura que se trata de un hallazgo sumamente singular por la cantidad de datos que aporta sobre la vida en esa época de la historia y sobre una de las culturas más identificadas con la región, ya que la civilización campaniforme debe su nombre a los vasos de cerámica encontrados en Ciempozuelos. "Es un hallazgo sorprendente porque ha aparecido un poblado muy bien conservado, lo que permite estudiar gran variedad de restos de un mismo asentamiento. Pocas veces se encuentran elementos tan precisos relativos a una cultura, pocas veces los yacimientos aportan tanta información", declara el responsable de Patrimonio.
Los restos, que aparecieron hace dos meses en el transcurso de las obras de infraestructura de una carretera en ese término municipal (concretamente en el camino de las Yeseras) ya ha sido tapado. Allí se han encontrado, a una profundidad de sólo 30 centímetros, los huesos, como mínimo, de cinco o seis individuos dentro del típico enterramiento de la época; con su ajuar mortuorio, compuesto por vasos campaniformes.
Cabañas y tumbas
En total, han aparecido cuatro grupos de enterramientos, correspondientes a un poblado habitado en la segunda mitad del segundo milenio. A ese asentamiento correspondieron los fondos de cabaña del mismo yacimiento, típicos de la Edad del Bronce y con estructuras excepcionalmente bien conservadas. Cada construcción tiene unos cuatro metros de diámetro. En torno a estos restos de viviendas se sitúan los enterramientos. Y también depósitos, silos y basureros. Otras de las piezas que se han extraído de este yacimiento son punzones de cobre, cuchillos, molinos para cereales y vasijas de todo tipo. Técnicos de la Dirección General de Patrimonio ya han reconstruido varias de estas piezas de barro. Otras no han necesitado ningún tipo de intervención, ya que se han encontrado en perfecto estado. En el futuro, estos vasos o cuencos se expondrán en el Museo Arquelógico, que la Comunidad inaugurará en mayo en Alcalá de Henares.
El verdadero trabajo de investigación comienza ahora. Especialistas de varias disciplinas, coordinados por la Comunidad, se ocuparán del análisis de todo el material, al que los técnicos definen como una cadena de ADN para reconstruir la historia. Con él se podrá dibujar un panorama muy completo de cómo era la vida en este periodo y se podrá realizar una aproximación al medio y al entorno en que se movía el hombre de esa época.
Huesos y dientes
El estudio de los huesos, por ejemplo, de los dientes, de los restos de madera o de la pasta con que están realizadas algunos de los restos encontrados (o del polen que se almacena en torno a estos restos) permitirá saber si cultivaban o no la tierra, o con qué tipo de animales convivían. Se podrá investigar, además, cuáles eran las enfermedades que padecían los madrileños de hace 4.000 años, su estatura, sus características raciales y en qué se basaba su alimentación. "Se podrá trazar un panorama completo de una cultura que cada vez se conoce mejor", aseguran en Patrimonio, un departamento que cada vez que se realizan obras de infraestructura en zonas "de potencial arqueológico" interviene rápidamente: realiza una prospección del terreno a base de catas y un seguimiento del movimiento de tierra.
Fueron estos especialistas quienes pararon las obras de conexión de las carreteras M-206 y M-216, en el término municipal de San Fernando de Henares, cuando se toparon con un yacimiento cuya existencia ya conocía la Dirección General de Patrimonio. Sin embargo, nadie imaginaba la importancia de las piezas que se escondían en él.
En dos meses han quedado concluidos los trabajos arqueológicos en el yacimiento y la reconstrucción de varios vasos.
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