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Blondie y Bryan Adams comparten cartel en tres conciertos en España

Deborah Harry cree que "hay que seguir siendo una provocadora"

Deborah Harry, la primera cantante de un grupo pop que explotó su imagen como sex symbol, cara bonita del punk y símbolo de vanguardia en el Nueva York de los años setenta, regresa, a los 53 años, con su grupo Blondie y un nuevo disco, No exit, con el que han vuelto a las listas de éxitos. Ayer, en Madrid, Harry afirmó que hay que seguir siendo provocadora en la música. Ellos actúan hoy en Madrid, junto a Bryan Adams.

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La desfachatez de Deborah Harry, la extraordinaria belleza de sus facciones y la voz con la que presidió el primer grupo pop con chica al frente, fueron suficientes razones para que marcara una época y dejara una estela que cada día se ve con mayor frecuencia en el pop contemporáneo. Por si eso fuera poco, musicalmente Blondie también marcó el momento, a mediados de los años setenta, en una ciudad de Nueva York en plena ebullición de las vanguardias artísticas. Deborah Harry creó un personaje que hizo de puente entre Marylin Monroe y Madonna. "Me he sentido reflejada en ella (Madonna) muchas veces en estos años", dijo ayer en Madrid. Hoy, la fría perfección de su rostro la acerca más a la atemporal belleza de Catherine Deneuve. No en vano Andy Warhol, uno de sus mentores y gran amigo, afirmó una vez que si en alguna ocasión se hacía la cirugía estética se pondría la cara de Deborah Harry.

"Warhol fue una figura importantísima en mi carrera y en mi vida", recordó Harry ayer. "Tuvo una gran influencia en mi forma de pensar y en mi manera de ver el mundo".

Esta banda de laboratorio, escapada de la estética punk, extendió su vocabulario musical hacia el pop, el disco y coronó la new wave, entre los años 1975 y 1982. Desavenencias entre sus integrantes los llevaron a la ruptura. Sus cuatro miembros: Chris Stein, Clem Burke y Jimmy Destri, además de la vocalista, comparecieron ayer para presentar el disco que los ha reunido tras más de tres lustros. No quieren explicar demasiado las razones de este regreso. "Fue idea de Chris", dice Harry escuetamente. "La gente me venía preguntando desde hace años cuándo nos íbamos a reunir. Decidimos que nos apetecía hacerlo ahora y preparamos las canciones de este nuevo disco".

No exit se traduce como "No hay salida". Un título que también tiene que ver con esta vuelta. "En cierta forma nos sentimos atrapados por Blondie. Aunque cada uno ha tenido experiencias musicales distintas estos años, seguimos sintiéndonos parte de Blondie, sin escapatoria", afirma Chris Stein, guitarra de la banda.

El nuevo trabajo ha tenido ya un notable éxito, sobre todo con el tema María, una canción ligera y de indudable gancho comercial. "Nuestro sonido, al empezar, era un sonido moderno. Por eso no hemos sentido la necesidad de ponernos al día con las últimas tendencias a la hora de preparar este álbum. Las ideas musicales que desarrollamos cada uno por separado estos años han sido muy útiles a la hora de componer los nuevos temas", continúa Stein.

"Hay arquetipos, fibras internas, que algunas canciones son capaces de tocar. Por eso a veces escuchas una melodía y te parece haberla oído antes. Las canciones populares parecen surgir de una fuente que todas las personas poseemos. Sólo que nosotros tenemos más práctica en saber extraerlas".

"Para los que no nos conocieron antes, este disco podría servir perfectamente de presentación. La única diferencia con nuestros primeros dos discos es que aquéllos eran algo más duros, más ásperos, porque todavía estábamos empezando", dice Harry.

La cantante acusa el paso de los años y por eso hace una leve mueca cuando le preguntan si todavía se siente una sex symbol. "Sólo ocasionalmente", dice con malicia. "En los años setenta, Debbie fue muy criticada por mostrar su sexualidad y hoy todas esas cosas son normales entre las cantantes de pop", añade Stein. "Lo que yo hacía era, en realidad, muy inocente. Se escandalizaban por nada. Pero creo que es importante seguir siendo una provocadora en la música, es muy estimulante. Lo difícil es hacerlo ahora, que se ha hecho casi de todo", dice ella.

"El público de entonces no me veía como una mujer objeto, pero los representantes de la industria, sí. No me tomaban en cuenta para las decisiones y todo se lo consultaban sólo a Chris. Pero eso ha cambiado en los últimos años", reconoce.

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