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Clinton propone restringir el uso de armas en respuesta a la matanza de Denver

El presidente pide penas de cárcel para los padres que permitan a sus hijos tener pistolas

Bill Clinton plantó ayer cara a los todopoderosos grupos de presión que defienden la libre adquisición de armas en EE UU. En una iniciativa largamente meditada, pero precipitada por la matanza de Denver, el presidente propuso que se prohíba de por vida el acceso a las armas a las personas con un historial criminal juvenil, que se eleve la edad mínima para comprarlas de 18 a 21 años y que se impida a los jóvenes la adquisición de rifles de asalto como los usados en Denver. Clinton propone penas de cárcel de 3 a 10 años para los adultos, incluidos padres, que permitan a un menor tener pistolas.

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Los asesinos actuaron en pleno uso de sus facultades mentales

"Tan sólo el año pasado, 2.000 niños fueron expulsados de sus escuelas por llevar armas de fuego", dijo la primera dama, Hillary Rodham Clinton, quien instó a los legisladores a aprobar las medidas propuestas por su esposo. Durante la conferencia de prensa, que se llevó a cabo en la Casa Blanca, se guardó un minuto de silencio por las víctimas de la matanza en el instituto de Littleton, en Denver (Colorado), la semana pasada. Clinton quiere que todas las armas de fuego tengan un seguro que impida que puedan ser utilizadas por menores y que se les prohíba a los jóvenes poseer pistolas y armas semiautomáticas. Asimismo, el mandatario propuso que la edad mínima para comprar armas se cambie de 18 a 21 años de edad, y que no se pueda comprar más de un arma por mes. El presidente pedirá al congreso fondos federales para rastrear las armas usadas por delincuentes juveniles, para así acabar con el mercado negro. La prohibición de acceder a las armas a personas con un historial criminal juvenil, implicaría permitir el acceso a los archivos de los tribunales juveniles, información que en EE UU es confidencial.

Clinton pidió, además, sentencias de 3 a 10 años y una multa de 10.000 dólares (aproximadamente 1.500.000 pesetas) a los adultos, e incluso padres que permitan que niños y jóvenes tengan acceso a las armas de fuego.

El presidente propuso también que cada consumidor sea sometido a una investigación a fondo antes de que se le permita comprar un arma. Esto implicaría volver a poner en vigencia la llamada Ley Brady, que expiró el pasado mes de noviembre y bajo la cual el consumidor debe esperar un mínimo de tres días antes de obtener un arma.

La mayoría de estas medidas ya habían sido presentadas por Clinton y fueron rechazadas por el Congreso el año pasado. Pero el mandatario confía esta vez en que los legisladores favorecerán sus propuestas tras la conmoción causada por la matanza de Littleton, en la que dos jóvenes, de 17 y 18 años mataron a tiros 12 compañeros y un profesor antes de suicidarse.

Problema cultural

"La cosa pinta bien", dijo el secretario de prensa de la Casa Blanca, Joe Lockhart, refiriéndose a la posible aceptación de las medidas propuestas por Clinton. Pero añadió que "es una desgracia que haga falta un acontecimiento trágico como el de Littleton para que los congresistas en Washington reaccionen". "Todos los ciudadanos dicen tener el derecho constitucional a portar armas y esto representa un problema cultural", dijo Clinton, quien señaló que los estadounidenses deberían poner un límite a tal "derecho constitucional". El presidente añadió que "así como resulta impensable llevar armas en un avión, también debería ser impensable tener armas en muchos otros lugares".

Mientras, los estadounidenses siguen enfrentándose a las compañías fabricantes de armas, tal y como lo han hecho contra las compañías tabacaleras. La ciudad de Detroit presentó ayer una demanda por 800 millones de dólares contra 35 productores, distribuidores y vendedores de armas por los daños causados. Esta es una más de las iniciativas de este tipo adoptadas en los últimos meses por ayuntamientos de EE UU.

Pero, a pesar de la plaga de violencia en las escuelas, las medidas propuestas por Clinton para controlar la venta de armas se enfrentaron a la crítica inmediata por parte de varios congresistas. El líder de la mayoría republicana en el senado, Trent Lott, y el líder de la Cámara Baja, el republicano Denis Hastert, manifestaron su oposición a aplicar más controles de acceso a las armas.

Y, por si fuera poco, Clinton también se enfrenta a la oposición de sus correligionarios: el líder de la minoría demócrata en el Senado, Thomas Daschle, señaló: "No me parece que lo que necesitamos sea más legislación sobre control de armas". En cambio, varios congresistas hicieron un llamamiento a un "diálogo nacional" para "aumentar la participación de los padres, profesores, líderes comunitarios y organizaciones religiosas en la vida de los niños y jóvenes estadounidenses". Durante el último año, la Asociación Nacional del Rifle (NRA) ha aportado casi 2 millones de dólares (unos 300 millones de pesetas) a miembros del congreso.

Mientras las familias de las 13 víctimas de la matanza muestran su dolor en público, los padres de uno de los asesinos, Dylan Klebold, lloran encerrados en su casa, según el sacerdote que los ha atendido, que es una de las pocas personas que ha visto a Thomas y Susan Klebold desde que ocurrió la tragedia, informa Reuters. El cura, Don Marxhausen, pastor de la iglesia luterana donde la familia iba a rezar, asegura que nadie se ha preguntado "¿por qué?" más veces que los padres del asesino. "Esto va allá de una pesadilla", dice el sacerdote al añadir: "Todo su mundo ha sido devastado. Amaban a su hijo Dylan, y creían que estaban haciendo con él la mejor labor que podían".

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