"La "limpieza étnica" en Kosovo es un caldo de cultivo para el terrorismo"
La violencia que está sufriendo la población albanokosovar, y en especial la limpieza étnica, constituye un factor muy favorable a la formación de grupos terroristas que contribuyan a desestabilizar, aún más, la zona de los Balcanes, según estima Bruce Hoffman, uno de los mayores expertos mundiales en terrorismo, quien advierte del peligro de formación de estos grupos en otros países de la zona. "En Albania hay toda una constelación de factores para impulsar la violencia", señala.
Hoffman, exdirector del Centro para el Estudio del Terrorismo de la Universidad de St. Andrews (Escocia), opina que la historia de este siglo en los Balcanes termina marcada por el terrorismo "al igual que empezó [con el asesinato que dio lugar a la I Guerra Mun-dial], aunque con la globalización y todos los factores que intervienen ahora es más difícil de resolver".
La diferenciación entre lo que para unos constituye un ejército de liberación y para otros un grupo terrorista está bien clara para Hoffman. "Una guerrilla controla un territorio y actúa contra objetivos militares, mientras que los terroristas ni usan técnicas militares, ni se despliegan como unidades militares, ni usan uniformes y, a menudo, atacan más a los civiles que a los militares enemigos".
En su último libro A mano armada (Espasa), Hoffman explica cómo los motivos ideológicos en los que se basaban muchos movimientos terroristas de los años 60 y 70 han sido sustituidos en la actualidad por un radicalismo de tipo religioso. "Aunque el terrorismo islámico puede parecer su máximo exponente no hay que olvidar que hay terrorismo religioso en todo el mundo: cristianos partidarios de la supremacía blanca en EEUU, grupos terroristas en Cachemira o la misma secta de la Verdad Suprema, en Japón".
Algo que ha variado fundamentalmente es la estructura de los grupos terroristas. "Antes era piramidal. Se sabía quien era el jefe, por ejemplo, de la banda Baader-Meinhof. Ahora es una estructura lineal. Osama Bin Laden es muy famoso, pero probablemente no es el jefe del terrorismo islámico", señala Hoffman para quien los medios de comunicación sobrevaloran la capacidad de los terroristas si llegan a controlar las llamadas armas de destrucción masiva. "Un terrorista puede llegar a poseer una bomba nuclear, pero para hacerla detonar en un atentado necesita muchos medios. No es tan fácil. Lo mismo vale para las armas químicas. La secta de la Verdad Suprema -que protagonizó un ataque con gas sarín en el metro de Tokio en 1995- lo intentó tres veces antes de tener éxito y, aun así, no fue una matanza masiva".
Hoffman no cree que se pueda terminar con el terrorismo "es una lucha sin fin", pero sí cree en el éxito de los procesos de paz concretos. "El mejor arma contra el terrorismo no es el dinero, sino la democracia", añade y señala que el primer paso hacia la paz es el diálogo, ya que mientras se dialoga existe la posibilidad de llegar acuerdos que terminen con la violencia.
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