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GUERRA EN YUGOSLAVIA Situación política

Los bombardeos dividen al régimen de Milosevic

El viceprimer ministro Draskovic acusa al Gobierno de mentir al pueblo con falsas promesas de victoria en la guerra

El viceprimer ministro yugoslavo, Vuk Draskovic, ha mostrado la existencia de fisuras en la cúpula del poder en Belgrado tras haber acusado indirecta, pero claramente, al régimen del presidente Slobodan Milosevic de mentir al pueblo serbio al crear falsas promesas acerca de la vulnerabilidad de la Alianza Atlántica en el conflicto. "El pueblo es la víctima [de las mentiras] y no los que gobiernan; digámosle la verdad a nuestro pueblo: la OTAN no se va a desintegrar, Rusia no va a entrar en la III Guerra Mundial por salvar a los serbios. Estamos solos". Las palabras de Draskovic, difundidas la noche del domingo en una entrevista en televisión, parecían desafiar sin claroscuros la estabilidad de Milosevic.

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Su mensaje era ayer estudiado en Belgrado con una combinación de cautela y asombro. Por un lado, al cuestionar la credibilidad de Milosevic, Draskovic era la prueba viviente de que el debate existe en el seno de un Gobierno acosado por el potente ataque aliado. Por otro, transmitía la idea de que no todos los yugoslavos, incluso los que están en el Gobierno, comparten la convicción de que la guerra ha unificado a la nación. El viceprimer ministro se había pronunciado la víspera en la cadena privada de televisión StudioB a favor de un despliegue de fuerzas internacionales en Kosovo bajo la bandera de la ONU. "Ningún país puede considerar a Naciones Unidas como una organización invasora", dijo.

No estaba claro del todo si las palabras de Draskovic, líder del partido Movimiento Serbio de Renovación, han tenido algún impacto en los cuarteles. Tampoco lo está si su conducta es producto de un arriesgado movimiento político en solitario o de una maniobra de Milosevic para aceptar, sin perder la cara, un plan de paz concebido por Rusia, bendecido por Naciones Unidas y bien visto por quienes temen una expansión de la guerra más allá de Yugoslavia.

Draskovic, que ayer insistió en que es la OTAN la que debe dar el primer paso mediante la interrupción de los bombardeos, aseguraba anoche a la prensa de Belgrado que sus propuestas habían sido hechas "en nombre del Gobierno yugoslavo presidido por Milosevic".

"Una Serbia diferente"

Dirigentes de partidos de la oposición yugoslava saludaron ayer las críticas lanzadas por Draskovic contra Milosevic. El prooccidental Gobierno de Montenegro, la segunda república de la Federación, fue el primero en celebrar sus palabras. "Es una señal de que una Serbia diferente y democrática está empezando a salir a la luz", afirmó el presidente del gubernamental Partido Socialista Democrático, Miodrag Vukovic. El líder del Partido Democrático Serbio, Zoran Djindic, afirmó ayer que si las palabras de Draskovic correspondían "a la opinión del Gobierno federal" podría ser "una buena noticia".

Las declaraciones del viceprimer ministro yugoslavo demuestran que "destacados miembros del Gobierno de Milosevic se dan cuenta de que la OTAN ha salido más fuerte de la cumbre de Washington", dijo ayer Jamie Shea, portavoz de la Alianza, en su última conferencia de prensa en la capital norteamericana antes de regresar a Bruselas, informa . La reunión celebrada entre los pasados viernes y domingo por los 19 líderes de la OTAN, añadió Shea, "ha demostrado que cualquier estrategia de Milosevic basada en la idea de que los aliados se dividirán o perderán su determinación no va a funcionar".

El resultado de la cumbre de Washington, subrayó ayer Shea, es que "la unidad y determinación" demostrada en Washington ha llevado a la cúpula del poder yugoslavo a expresar sus diferencias. Con sus críticas a la televisión serbia, Draskovic, dijo Shea, confirma que éste es "un objetivo legítimo de los bombardeos". Y con sus alusiones a la ONU, "reconoce que la OTAN tiene razón al exigir el despliegue de una fuerza multinacional de paz en Kosovo".

La Casa Blanca también señaló que Draskovic, con un pasado ultranacionalista, no es, precisamente, un amigo de Washington y Bruselas, por lo que tiene particular valor su confesión de que prácticamente toda la comunidad internacional está contra los serbios. La presidencia norteamericana, aunque considerando "muy insuficiente" la oferta transmitida la pasada semana por Milosevic al enviado especial ruso, Víktor Chernomirdin, también la interpreta como un signo de que la presión funciona y Belgrado empieza a comprender que "no puede ganar".

El portavoz del Departamento de Estado, James Rubin, sin embargo, matizó anoche que la impresión reinante en Washington es que no existe aún el convencimiento y la certeza de que haya divisiones en la cúpula del poder en Belgrado.

Joschka Fischer, ministro de Exteriores alemán y presidente de turno de la Unión Europea, opinó desde Luxemburgo, donde se celebró la reunión del Consejo de Asuntos Generales de la UE, que las posiciones de Draskovic constituyen "un signo que indica claramente que desde el otro lado empieza a comprenderse la dura realidad, lo que ofrece una perspectiva de lo que puede pasar", informa Xavier Vidal-Folch.

En parecidos términos se expresó el Alto Representante internacional para Bosnia, Carlos Westendorp. Las posiciones atribuidas al antiguo líder de la oposición yugoslava y hoy en el Gobierno simbolizan, a su juicio, que "algo evoluciona, y las críticas de Draskovic son un síntoma de ello". "Pero los resultados no serán inmediatos, en el sentido de que el régimen se colapse", advirtió el ex ministro español.

Para Londres, el mensaje lanzado por Draskovik supone un triunfo en la campaña de desgaste contra Milosevic, informa Lourdes Gómez. "Hay muchas voces dentro del régimen y dentro del Ejército que denotan preocupación por lo que Milosevic está haciendo a su propio país", afirmó el primer ministro británico, Tony Blair, en el Parlamento. En su comparecencia ante la Cámara de los Comunes, Blair puso ayer de relieve el "total y unánime compromiso" de todos los países de la OTAN por "derrotar y corregir" la política de limpieza étnica. "Nuestra tarea colectiva", señaló ayer el primer ministro británico, "consiste en lograr la victoria. Una victoria sobre el mal".

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