Aznar trata de limar diferencias con Canadá

La cumbre de Washington ha permitido al presidente del Gobierno español, José María Aznar, hacer varios contactos bilaterales y limar algunas diferencias con Canadá, país con el que las relaciones diplomáticas se encuentran dañadas desde la guerra del fletán y del infructuoso intento de España de conseguir que se le reconocieran sus derechos en el Tribunal Internacional de La Haya.

Aznar, que el sábado se reunió con el primer ministro canadiense, Jean Chrétien, dijo que la reunión había permitido despejar problemas y recibir garantías que despejarán las sombras que pesan sobre las relaciones bilaterales. España se opone a todo tipo de leyes extraterritoriales, incluidas las canadienses sobre pesca que afectan a caladeros donde faenan barcos españoles.

Si con Canadá se trataba de despejar dudas, en su entrevista con el presidente de Turquía, Suleyman Demirel, se pretendía paliar los posibles daños que pudiera haber causado la decisión del Parlamento vasco de acoger en su sede a la asamblea de parlamentarios kurdos en el exilio.

Ankara está al tanto

El presidente Aznar precisó que el Gobierno de Ankara está perfectamente informado de la posición al respecto del Ejecutivo español y de la decisión del Tribunal Constitucional de suspender cautelarmente la invitación del Parlamento vasco. La información al respecto ha sido ampliamente recogida por los medios de comunicación turcos. Sus reuniones con el presidente de Albania, Rexhep Meidani, y de Macedonia, Kiro Gligorov, eran más de toma de contacto e información sobre la situación de los Balcanes. De ambos recibió el agradecimiento por la ayuda española prestada en la presente crisis. Aznar visitó también al presidente checo, Vaclav Havel, con el que no pudo entrevistarse en un reciente viaje a Praga dado lo delicado de salud en que por entonces se encontraba el presidente checo.

Pero la entrevista y la fotografía que el presidente más deseaba, una reunión con el presidente norteamericano Bill Clinton, ya la había conseguido la semana anterior, en un gesto de deferencia de la Casa Blanca que demuestra el interés diplomático y estratégico que Estados Unidos sigue confiriendo a España.