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GUERRA EN YUGOSLAVIA La implicación española

España no se ha ofrecido todavía a ACNUR para acoger refugiados

Yolanda Monge

Evacuación frente a emigración. Con estas palabras, un responsable del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Sean Henderson, explicó ayer en Macedonia la política que tienen que seguir los Gobiernos de la Unión Europea (UE) a la hora de aceptar refugiados kosovares. España no fue citada entre los países receptores porque el Gobierno aún no ha decidido abrir sus fronteras.

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"No pueden adoptar actitudes rígidas y establecer criterios ridículos de selección de quién puede entrar y quién no", matizó Sean Henderson con evidentes signos de desesperación en el mayor campo de refugiados de Macedonia, Stankovic I. España no aparece como uno de los países que marca "criterios ridículos de selección" porque ni siquiera está en la lista de los que están dispuestos a recibir refugiados. La razón: el Gobierno español aún no ha anunciado la decisión de abrir sus fronteras a quienes desde hace casi un mes sufren una situación desesperada de hacinamiento. Ocho son los países que ACNUR ofrece en sus hojas de registro para inscribirse y abandonar en cuanto sea posible la existencia entre alambradas que sobrellevan más de 60.000 personas en los diferentes campos de deportados que existen al norte de Macedonia. Entre los candidatos se encuentra Albania, Austria, Alemania, Israel, Noruega, Polonia, Turquía y Suecia. Pero en ninguna casilla de la hoja de registro que la organización internacional ofrece al llegar a cada nuevo refugiado está España. "Tenemos peticiones de gente que quisiera salir para aquel país pero sencillamente las vamos acumulando al carecer de un vuelo que ofrecerles", manifestó otro miembro de ACNUR.

Frente a la avalancha humana que estos días inunda las fronteras de Kosovo con sus países vecinos, no son demasiados quienes quisieran escapar al encierro forzoso en el que sobreviven e intentar, al menos temporalmente, sobreponerse al horror en España. Algo más de 200 nombres aparecen en una lista que nunca saldrá a la luz si no hay una decisión al respecto por parte del Ejecutivo español para que así sea.

Aunque la realidad es que todos los países de la UE están poniendo trabas para que los refugiados abandonen está inmensa ciudad de tiendas de campaña. "La Unión Europea no se está ajustando a los criterios de la ONU para la ayuda a los refugiados, esto es, que sean niños, mujeres, ancianos, personas traumatizadas o refugiados políticos", aseguró Henderson. "Reclaman requisitos como que tengan familia en el lugar de destino", prosiguió, "lo que es ridículo si atendemos a que estamos ante una evacuación de emergencia y no ante un proceso de emigración".

"Aquí nadie ha elegido que le expulsaran de sus hogares. Sólo quieren un lugar digno en el que vivir hasta que puedan regresar a Kosovo", puntualizó Henderson.

La agencia de viajes en que se ha convertido ACNUR ofrecía ayer una ridícula cifra de extracción de personas a terceros países. Estaba previsto un vuelo a Francia con poco más de 300 personas, otro a Austria con cerca de 200, y un último a Turquía con menos de 170.

Se van menos que llegan

De esta manera, los que se van son siempre muchos menos de los que llegan. En silencio y durante la fría madrugada del martes, los policías macedonios evacuaron de la tierra de nadie en que se encontraban desde hacía dos días a más de 2.000 albanokosovares que esperaban cruzar a Lojane (a unos 50 kilómetros al norte de Skopje). Una treintena de autobuses rojos esperaron durante horas con los motores encendidos para proseguir el vaciado de Kosovo y transportar a los albaneses de esta región serbia a los campamentos de deportados. Allí, fueron acomodados ayer en inmensas tiendas de campaña militares. En ninguna de ellas se agolpaban menos de 10 familias y en todas el aire se había vuelto irrespirable. Estos fueron los más afortunados. Los menos, permanecían recostados en el suelo sobre sus escasas pertenencias a la espera de ser alojados. "Este lugar está sobresaturado. Hace ya mucho tiempo que lo está", aseguró ayer Carolin Spannuth, una trabajadora de ACNUR que pedía encarecidamente a los países de la Unión Europea que no ralenticen el proceso de evacuación.

Las tiendas se han ido extendiendo por Stankovic I como una epidemia y rozan ya de manera alarmante las alambradas levantadas por las autoridades macedonias, que no quieren ceder ni un metro más de tierra ante el temor de ver desestabilizada esta pequeña República de 2,2 millones de habitantes y una extensión no muy superior a la de la provincia española de Albacete. La etnia albanesa (un 22% de la población) es muy impopular entre la mayoría eslava del país, incluso entre algunos miembros del Gobierno macedonio, y el flujo masivo de deportados está quebrando el frágil equilibrio que mantiene la antigua República yugoslava de Macedonia desde que accedió a la independencia en 1991.

Quizá por ello, las autoridades del país retenían ayer en medio del barro, la nieve y un intenso frío a un número indeterminado de albanokosovares en la aldea fronteriza macedonia de Molina sin permitirles adentrarse más allá y sin dejar a las organizaciones humanitarias que les acercaran mantas y comida. Tanto permanecieron allí que, según una ONG francesa, habían muerto al menos seis refugiados por la baja temperatura. No muy lejos, en el paso fronterizo de Tabanovce, según un refugiado que logró escapar de Serbia en la madrugada del martes, una columna de más de 500 tractores esperaba para continuar desplegando esta tragedia humana de forma inexorable.

[Mientras la OTAN continúa los bombardeos en Yugoslavia, sus unidades en Macedonia soportan la cólera de los proserbios. El lanzamiento de piedras a los vehículos de la OTAN está a la orden del día en este país donde 40.000 de sus 2,2 millones de macedonios son de origen serbio. Las tropas británicas han recibido orden de evitar las poblaciones serbias y un militar francés también confirma que sus coches han sido atacados. "Estamos muy inquietos por estos incidentes", reconoce el portavoz de la OTAN en Spokje, el comandante francés Eric Mognot, informa France Press].

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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