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Entrevista:

"Invertir en educación y salud protege a la gente contra las crisis"

El británico Kevin Watkins ha desarrollado proyectos en agricultura y comercio internacional y realizado informes sobre pobreza y educación. Ahora publica en España Crecimiento económico con equidad. Lecciones del Este Asiático, con prólogo de Joaquín Estefanía (Intermón /Libros de Encuentro). Pregunta. Si se habla de globalización, ¿se habla de la gente de a pie?

Respuesta. La globalización es real para los poderosos y los centros financieros, que ven como un regalo el mercado global. Pero la inseguridad se ha instalado en la vida de la gente. Las crisis parecen algo macroeconómico, pero las consecuencias son muy terrenales.

P. ¿Hay modo de impedir que sean castastróficas desde el punto de vista humano?

R. Si un Estado invierte en aspectos básicos como educación primaria y salud, la gente tendrá un escudo contra las crisis. Enseñanza y salud son la inversión verdaderamente productiva. La cuestión no es cuánto se invierte, sino si la gente puede acceder a esos servicios. Quienes no, tienen más probabilidades de pobreza y de quedar fuera de la vida política. Las personas lo saben. El año pasado, en Zambia, donde preguntase qué les importaba, la gente me decía: "La educación". Pero hay que invertir adecuadamente: Latinoamérica gasta casi tanto en educación como Europa, pero los resultados son comparables a África.

P. ¿Por qué?

R. Entre otras cosas, porque el 60% va a la enseñanza universitaria o superior, y se olvida la básica. En el noreste brasileño, un niño recibe la veinteava parte de inversión de lo que debería. Y en Pakistán hay dos veces más escuelas para chicos que para chicas y, además, las de chicas suelen estar demasiado lejos como para que las familias las dejen ir a clase.

P. El premio Nobel de Economía Amartya Sen sostiene que si la gente es libre y hay libertad de expresión, las crisis son más improbables.

R. En general, estoy de acuerdo. El milagro de los tigres de Asia consiste en que en ninguna zona del mundo 370 millones de personas han salido más rápidamente de la pobreza. Pero llegó la crisis. Y si no ha sido un desastre, es porque había habido inversión en salud y educación. Pero el milagro es muy incompleto, porque esos países dejan mucho que desear en democracia y transparencia. Esa crisis debería constituir una llamada de alerta para todo el planeta.

P. Y gigantes como China o India, ¿adónde van?

R. China ha experimentado un enorme crecimiento. No funciona democráticamente, pero el nivel educativo y sanitario es bueno. Sin embargo, con el avance del capitalismo, la salud queda más desasistida y las minorías empiezan a sufrir una educación más precaria. En las zonas costeras hay más prosperidad, pero los problemas se acentúan, con la descentralización, en el interior, donde la gente ya no goza de los servicios sociales que tenía. En cambio, India, en cuya Constitución se habla expresamente de libertad, tiene actualmente 30 millones de niños sin enseñanza primaria. Si India y Pakistán invirtieran en educación lo que gastan en armas, todo podría resolverse.

P. ¿La ayuda internacional al desarrollo remedia algo?

R. La ayuda oficial nunca ha sido más baja desde los años cincuenta: hoy supone sólo un 0,2% de los productos nacionales brutos conjuntos de los países de la OCDE. Y aunque un 10% de esa ayuda se destina a educación, para primaria sólo es el 0,6%.

P. El Fondo Monetario Internacional (FMI) dicta las condiciones. ¿Con qué resultados?

R. El FMI ha sido utilizado por Wall Street y por EEUU para desregular los mercados, y para luego exigir. La repercusión en la vida cotidiana de la gente es durísima.

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