"Cuando se vaya Curro, ahí estaré yo"
Vestido de luces y a hombros. No queda otra: un torero. Pues eso, todos a una: "¡Torero! ¡Torero! ¡Torero!". Se impuso la obviedad. Pero no una cualquiera. La obviedad que se gritó ayer por las calles céntricas de Sevilla era una verdad dura como el pedernal y vociferada con la garganta en la punta de los dientes.
Los declamantes, una nube de feroces incondicionales. ¿De qué? Eso es otra pregunta. Unos, los más entusiastas, lo eran de Morante, torero de fina estampa. Otros, los que más corrían para no perder el paso de la cabalgata, lo eran del jaleo feliz en días de feria. Y los últimos, los que salpicaban la carrera con expresiones del tipo "tengo los pelos de punta" o "no me lo puedo creer", éstos eran incondicionales de La Puebla del Río. "Nada de al hotel Colón, a Puebla del Río", gritó uno de estos últimos. Y el matador, empujado y suspendido en el aire, ajeno a su suerte.
La cosa no fue a mayores y los millonarios, atentos a su particular entusiasmo por la propina, no cedieron a la tentación de recorrer los 15 kilómetros que separan la Maestranza del pueblo natal de Morante. A las puertas del hotel, empujones, abrazos y una declaración de las precisas: "Estoy feliz". Lo dicho, la tarde se iba en entusiasmos y obviedades.
Un sueño
Más relajado, con la ducha aún reciente, las primeras palabras reposadas. "Es un sueño. No encuentro mejor modo de decirlo", insiste el diestro. "Pensé que se me podía escapar. El segundo toro era muy complicado y no dejaba de dar cabezazos. Tenía peligro, pero no podía quitarme. Estaba a la defensiva y no se paraba. No pasaba, pero por lo menos, mal que bien, iba", dice para referirse a la tercera oreja que le abrió la Puerta del Príncipe. ¿Y el primero? Eso va aparte: "Han salido las cosas. El primero", repite, "ese es el sueño". ¿Después de Curro, Morante? Aquí, el matador se cuadra, asume el reto y, para sorpresa de no avisados, luce todo el desparpajo encerrado en sus 21 años: "Curro tiene ya 65 y algún día se retirará. En ese momento habrá que estar ahí". Es más: "Ahí estaré".
Mientras, en las puertas del hotel Colón, el rescoldo de lo que acaba de pasar aún dura. Vuelta a las andadas: "¡Torero! ¡Torero! ¡Torero!". Antes, en el recuerdo de todos los tipos de incondicionales, la algarabía de un recorrido que desde la Maestranza, paseo Cristóbal Colón adelante, giro en Reyes Católicos, parada en la iglesia de Montserrat ("aquí, ¡al altar!") y todo seguido a... "La Puebla del Río. Que se enteren todos que Morante es de La Puebla del Río", gritó por fin el más incondicional de los entusiasmados. De hecho, su nombre no es otro que Morante de la Puebla. Pues eso, tarde, ya noche, de entusiastas obviedades: "¡Torero! ¡Torero! ¡Torero!".
La corrida de hoy, 11ª de Feria: toros de Zalduendo para Emilio Muñoz, Rivera Ordóñez y José Tomás. A 18.30 horas.
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