Sin tensión electoral

El Barómetro de primavera que elabora Demoscopia para EL PAÍS muestra básicamente que se mantiene la distancia entre PP y PSOE en intención de voto. La distancia a favor del PP es de 6,7 puntos, que, si bien es inferior en 1,2 puntos a la registrada en el Barómetro anterior, parece técnicamente muy bien fundamentada. De nuevo es la situación de la economía la base donde se asienta la ventaja del PP: el 44% de los encuestados, una cifra récord, opina que la situación económica es buena o muy buena. El optimismo desciende cuando se valora la situación económica personal. El porcentaje de quienes consideran que su situación ha mejorado es del 14%, frente al 16% anterior. Esta contradicción puede explicarse en términos de reparto desigual de los resultados de mejora económica, pero también como el efecto de la insistencia de los medios de comunicación en la mejora de la inflación, el crecimiento y el empleo. El mapa de situación política que traza el Barómetro es muy parecido al de tres meses atrás. El Gobierno ha sufrido un desgaste muy leve, aunque es probable que se acentúe si se mantiene la crisis de los Balcanes. La valoración del Gobierno es de un estancamiento en la práctica (pierde dos décimas); la media acusa el descenso en picado, casi siete décimas, en la valoración de Josep Piqué, al que sus alegrías fiscales ya empiezan a pasarle factura. El mejor valorado sigue siendo el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja (5,8). Rafael Arias Salgado, ministro responsable -y culpable- de la situación de catástrofe de los aeropuertos, tiene una valoración muy baja (4,5), al mismo nivel que Romay (Sanidad), Serra (Defensa) y Mariscal de Gante (Justicia). Por lo que se ve, la percepción que tienen los encuestados de la gestión ministerial es bastante ajustada a la realidad. Lo confirma el que Isabel Tocino, con un perfil bajo mínimos, y Álvarez Cascos sean los que reciben peor nota.

También el PSOE tiene graves problemas. El primer partido de la oposición mantiene un claro déficit de liderazgo. Su candidato, José Borrell, sigue sin convencer a los votantes de que es necesario un cambio de Gobierno; y su valoración sigue siendo muy baja, en contraste con la nota que recibe José María Aznar, el líder más valorado. Pero es que el PSOE tampoco está aprovechando el bajo nivel de Izquierda Unida. La encuesta demuestra que los ciudadanos mantienen la misma percepción del PSOE que en consultas anteriores, la de un partido que no ha resuelto sus problemas internos y sin una oferta política bien trabajada.

Quizá la situación de práctico inmovilismo que indica el Barómetro se deba principalmente a que el panorama no registra una especial tensión política; no hay a la vista perspectiva de elecciones generales. Es verdad que el 70% de los encuestados considera que las elecciones de junio son importantes; pero seguramente caben ya pocas modificaciones sustanciales hasta esa fecha.

No todo son buenas noticias y parabienes para el Gobierno de José María Aznar. Y no sólo porque se enfrente a graves problemas de gestión -como el de los aeropuertos- o políticos -la presencia de Josep Piqué en el Gobierno, con varias acusaciones de irregularidades-, sino también porque los ciudadanos empiezan a detectar algunas carencias significativas del Ejecutivo. Una de ellas es la resistencia a informar en el Parlamento de sus decisiones y de su gestión. El 54% de los encuestados por el Barómetro de primavera entiende que el Gobierno informó mal, de forma insuficiente, sobre la intervención militar en Yugoslavia. Es una respuesta que debería servir al equipo de Gobierno como motivo de reflexión y de propósito de enmienda. Tener en cuenta las encuestas significa también oír lo que tienen que decir los ciudadanos y no solamente atender a sus posibles votantes.