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Interceptada en Colombia una carga química enviada desde España para elaborar 60.000 kilos de cocaína

Las policías española y colombiana han desmantelado una red que había enviado desde Córdoba hasta Cartagena de Indias un cargamento de casi 12 toneladas de permanganato de potasio, un producto químico (precursor) imprescindible para la fabricación de cocaína, con el que se hubieran podido elaborar 60 toneladas de dicha droga. La Operación Mezquita, la primera de todo el mundo de estas características, se cerró la madrugada del jueves, bajo la supervisión del juez Baltasar Garzón, con un golpe coordinado en España y Colombia que ha permitido la detención de 13 personas.

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Las investigaciones se iniciaron poco antes del verano pasado, después de que los integrantes de la red hicieran gestiones con empresas químicas españolas para la adquisición del permanganato. Estos movimientos levantaron la sospecha de los agentes de la Unidad de Drogas y Delincuencia Organizada (UDYCO) de la Jefatura Superior de Policía de Sevilla. Las pesquisas se centraron en un grupo de cuatro españoles residentes en Córdoba y se intensificaron con la llegada a la ciudad del colombiano Tarsicio Gómez, que trabajaba como enlace de los fabricantes de droga. Tras el fallido intento de compra en España, la red contactó con una firma química sita en Meerhout (Bélgica), a la que adquirieron "en condiciones económicas más ventajosas", según la policía, una partida de 11.700 kilos de permanganato potásico.

La banda, con el objetivo de legitimar las importaciones, utilizó una sociedad mercantil perfectamente legal, la empresa de congelados Frío Land, con domicilio social en Villanueva de Córdoba, y puesta a nombre de A. J. F. M. Además, constituyó dos sociedades instrumentales: una de ellas era la limitada Quimdifar.

Oculta en barriles

Un supuesto miembro de la red, Antonio Vivas, alquiló una nave de unos 400 metros cuadrados en la calle de Llanos del Castillo, en el polígono El Higuerón (Córdoba), que iba a ser el almacén de la sustancia y donde iba a ser camuflada para sacarla con rumbo a Colombia. En noviembre pasado, la policía, ya coordinada con la UDYCO central, detectó la entrada en la citada nave de un camión con carga desconocida, aunque posteriormente se comprobó que se trataba del permanganato (MnO4K), una sustancia rosácea y granulosa.

Unos días después fue controlada la entrada de otro camión que transportaba un cargamento de seis toneladas de sulfato de manganeso, una sustancia de color negro y sin ningún problema legal, utilizada para la fabricación de fertilizantes. La organización compró también a la empresa Reyde de Barcelona una partida de barriles azules opacos.

El permanganato fue metido en bolsas y colocado en el fondo de los barriles, que luego fueron rellenados con el sulfato de manganeso. Los bidones de plástico fueron etiquetados con una marca falsa como fertilizantes, con el objetivo de eludir los controles administrativos a los que se somete el precursor de la cocaína.

El pasado 12 de marzo, la carga fue introducida en un container de la empresa Maersk -una muy conocida firma internacional de transporte de mercancías- y trasladada por carretera en un camión de gran tonelaje alquilado hasta el puerto de Algeciras (Cádiz).

La operación de carga de la mercancía en el portacontenedores de bandera uruguaya Grete Maersk fue seguida muy de cerca por la policía española, que incluso llegó a grabar todo el proceso en vídeo. El 17 de marzo el buque estaba listo para zarpar. En los despachos de aduana figuraba que el contenedor albergaba en su panza un inocente cargamento de sulfato para el campo.

La policía española colocó en el contenedor un dispositivo electrónico de localización vía satélite y cedió el testigo del seguimiento del barco por el océano Atlántico a la DEA (la agencia antidroga de Estados Unidos), que prestó su infraestructura técnica para la vigilancia del Grete Maersk. Los españoles, dirigidos por el titular del Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, también comunicaron la operación a la Procuraduría General de la República de Colombia, que puso en marcha su propio operativo policial.

El barco hizo entonces una gira de casi un mes por diversos puertos, por los que fue descargando contenedores. Recaló en Port Elisabeth (Nueva Jersey, Estados Unidos), en la desembocadura del Hudson, muy cerca de Nueva York, donde el contenedor fue cambiado por primera vez de barco.

Desde allí, el permanganato, seguido de cerca por la DEA, bajó hacia Norfolk (Carolina del Norte) y Charleston (Carolina del Sur). Desde allí saltó a las aguas tropicales y atracó en los muelles de Freeport, en la isla de Gran Bahama, para seguir rumbo a Miami (Florida).

El barco hizo una escala final en Puerto Cabello, ya en tierras de Venezuela, muy cerca de Maracay. El contenedor con el consumado fue cambiado nuevamente a otro barco, que saltó a Aruba y Curaçao (Antillas holandesas), para llegar el miércoles pasado al histórico puerto de Cartagena de Indias, ya en Colombia.

También Ecuador

Los destinatarios de la mercancía eran seis sociedades, algunas de ellas inexistentes, radicadas en Colombia y Ecuador. Poco después de que el contenedor llegase a su destino, la policía colombiana detuvo a cuatro supuestos integrantes de la banda, al tiempo que agentes españoles detenían a otras nueve personas en Córdoba, tras realizar un total de 13 registros. Inicialmente, se pensó seguir por tierra la carga, pero se desistió de ello por el peligro de que la operación fracasara.

Los capturados en Córdoba son todos españoles, de los que cinco son mujeres que supuestamente no tienen relación con las operaciones ilícitas. En Colombia fueron detenidas cuatro personas, todos de Bogotá, de las que tres son los gerentes de las empresas a las que iba destinada la carga, con la que se hubiera podido fabricar alrededor de 60 toneladas de cocaína.

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