Zacharias hace mágica la lógica
Christian Zacharias goza entre nosotros -como entre otros públicos musicales- de un aprecio singular. Cuando aparece en escena con su aire entre sabio ausente de su entorno y colegial de Oxford, se tiene ganada la afección de todos. Luego, sus versiones, perfeccionistas, limpias de estilo y, en el caso de los autores románticos, de leve intensidad, nos admiran hasta el extremo. Y como transmisor de Scarlatti y Ravel, se alza hasta niveles máximos de belleza. Su espectáculo -si se permite el término- es el de una inteligencia luminosa puesta en funcionamiento para hacer mágica la lógica y, al revés, racionalizar el misterio.La revista Scherzo ha presentado a Zacharias en un programa romántico, pues las Sonatas de la op. 31, de Beethoven, lo son, esencialmente en el caso de la primera, en sol mayor, y evidentemente, en el de la segunda, en re menor, denominada La Tempestad por cierta relación con el drama de Shakespeare sugerida por el compositor a Ferdinand Ríes.
Christian Zacharias
Ciclo de Grandes Intérpretes (Scherzo/ Canal + / Mussik/ Hazen / INAEM, Ministerio de Cultura). Christian Zacharias, pianista. Obras de Beethoven y Chopin. Auditorio Nacional, Madrid, 13 de abril.
El pianista hizo fuerte contraste entre una y otra, aunque en el fondo no haya tanta, y al enaltecer el dramatismo de la segunda limó las sugerencias expresivas de la primera. En todo caso, Christian Zacharias interesa siempre. Incluso, a modo de separación estilística y conceptual, interpretó entre ambas un fragmento de Carlos Felipe Manuel Bach, de manera prodigiosa, por cierto.
En la segunda parte, intercaló entre tres piezas grandes, poemático/ narrativas, dos de los más bellos Nocturnos, los de la opus 55, de los que logró un tono poético de incisiva serenidad. Dentro de formas más amplias y estructuras poemáticas e incluso literarias, Zacharias atacó la Balada nº 4, el último Scherzo y la Polonesa en la bemol, motejada con razón de heroica. Con una brillantez apabullante, pero al margen de lo espectacular, Zacharias dio en estas páginas, de sincera y encendida elocuencia, verdaderas lecciones. "La música no es para ser explicada, sino sentida", decía Debussy y repetía Falla, mas para bien sentirla es necesario derramar mucha claridad sobre pentagramas sin nota que perder. Como colofón, un magistral Scarlatti.
Babelia
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