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Unos gamberros dañan con aerosoles las pinturas rupestres de L"Albi

La Guardia Civil busca al grupo de personas que el pasado viernes atentaron contra el yacimiento rupestre del valle de la Coma, en la localidad de L"Albi (Garrigues), declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco hace tres meses. Los autores del acto vandálico rompieron la valla de protección y rociaron con un aerosol de color naranja la roca en la que están las pinturas prehistóricas, que a juicio de los técnicos han sufrido daños irreparables.

Ésta no es la primera vez que las pinturas rupestres de L"Albi sufren graves daños. El yacimiento, de una antigüedad de más de 5.000 años, ha sido objeto de tres agresiones en la última década, a pesar de no ser un lugar muy visitado y de encontrarse a unos cinco kilómetros de la población, en medio de un paraje boscoso al que se llega en coche por un camino de tierra. Estas pinturas, que representan esquemáticamente a personas y animales, son únicas en su estilo, ya que algunas de las figuras aún no han sido descifradas por los especialistas en arte rupestre. Tras la anterior gamberrada, ocurrida hace tres años, la Generalitat protegió el yacimiento rupestre colocando una valla metálica de más de dos metros de altura alrededor de la roca, pero ahora se ha demostrado que la medida no servía para salvaguardarlo de la acción de los desaprensivos. El pasado viernes, un agricultor de la vecina localidad de Cervià de les Garrigues comunicó al Ayuntamiento de L"Albi que había visto que al caer la tarde varios jóvenes estaban forzando la valla con la intención de acceder a las pinturas. A la mañana siguiente, agentes de la Guardia Civil, miembros del consistorio y técnicos del Departamento de Cultura visitaron el yacimiento y comprobaron con gran indignación que el 70% de la superficie del yacimiento estaba cubierta por una capa de pintura de color naranja. El alcalde de L"Albi, Josep Tarragó, de CiU, explicó ayer que al menos siete de los 10 dibujos prehistóricos que forman el yacimiento rupestre están afectados por la pintura lanzada por los autores de la agresión, quienes para llegar a la roca tuvieron que cortar la alambrada que corona la valla metálica por encima de la puerta. Sólo se salvaron de la gamberrada las pinturas que se hallan en la parte inferior de la pared, posiblemente porque, al ser más pequeñas, son más difíciles de apreciar a primera vista. "Lo que han hecho no tiene nombre y es propio de perturbados mentales", señaló Tarragó. Tras las anteriores agresiones sufridas por estas pinturas rupestres, los técnicos pudieron restaurarlas con gran eficacia, pero esta vez el trabajo será más complicado y, además, no existe ninguna garantía de que vuelvan a quedar como antes. En todo caso, el proceso de retirada de la pintura precisará un minucioso estudio por parte de especialistas en arte rupestre para minimizar los posibles daños. En los anteriores atentados se utilizó pintura de color blanco y negro.

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