Vicko Antic, presidente de los brigadistas yugoslavos

Vicko Antic, el presidente de la Asociación de los Voluntarios Yugoslavos en el Ejército de la República Española 1936-1939, se apagó en Belgrado en el momento en que se producían los ataques de la aviación de la OTAN, y transformaban lo que quedó de Yugoslavia en un nuevo escenario de la guerra.Nació en un pueblo dálmata en Croacia en 1912. El año 1937, este joven metalúrgico decidió, junto con sus hermanos, igualmente obreros, partir a España y ofrecer su sangre por la libertad y la democracia amenazadas. Allí, vive su iniciación en la política y la lucha contra el fascismo. Combatió en el batallón Djuro Djakovic, en la Brigada 129. Después de la decisión de la partida de los voluntarios de libertad, se encontró con muchos de sus compañeros en los campos de concentración de Francia, pero en el año 1941, cuando Hitler invadió Yugoslavia, logró escaparse del campo, y después de una aventura auténtica y arriesgada regresó a través de Alemania a su país. Como los demás interbrigadistas, se integró plenamente en las unidades de partisanos. Empezó su carrera guerrillera como simple soldado, pero gracias a su coraje y capacidad ocupó cargos importantes en el ejército de liberación, saliendo de la guerra con el grado de coronel.

En los años de posguerra siguió en el ejército y se jubiló con el grado de general coronel y la función de comandante adjunto de las fuerzas aéreas y de la defensa antiaérea de Yugoslavia. Los últimos 10 años de su vida presidió la asociación de los interbrigadistas. La caída del franquismo y la reconstrucción democrática de España era la fuente de su gran orgullo, satisfacción y alegría. Vivía entre Belgrado y su Dalmacia natal, funcionando como puente permanente entre sus compañeros interbrigadistas de Eslovenia, Bosnia, Croacia y Serbia.

Este hombre sencillo o sencillamente honesto preservó hasta siempre sus calidades humanas con quienes lo conocieron, desde España hasta Yugoslavia. Profundamente humano, todo nacionalismo le era ajeno. Para él, la convivencia multiétnica en la federación yugoslava fue la mejor solución para todos los pueblos componentes de aquella federación.-