La OTAN acumula pruebas de ejecuciones masivas y campos de concentración en Serbia
La OTAN está acumulando centenares de testimonios y pruebas sobre las atrocidades cometidas por los serbios en Kosovo en las dos últimas semanas. Familias enteras quemadas vivas, ejecuciones masivas, campos de concentración, pueblos arrasados y quemados, miles de personas obligadas a punta de pistola a abandonar la provincia, miles de albanokosovares utilizados como escudos humanos en operaciones contra la guerrilla. Son algunas de las pruebas que la OTAN quiere utilizar para llevar al menos a nueve altos mandos serbios ante el Tribunal de La Haya.
Los documentos manejados por los aliados denuncian que no sólo la policía especial, sino el Ejército y bandas paramilitares de civiles armados han participado en la limpieza étnica y las ejecuciones. Revelan la existencia de matanzas en Drenica, donde habrían sido ejecutadas 150 personas y una familia fue encerrada en su casa antes de prenderle fuego y quemarlos vivos. En Malisevo, donde fueron ejecutados 34 civiles. O en Pagarusa.Se han denunciado también ejecuciones sumarias en Bela Cervka, donde se teme que los serbios hayan ejecutado a 500 personas. En Glogovac. En Goden. En Kuraz, donde se teme que hayan sido ejecutados 21 maestros. En Malakrusa, donde fueron fusilados y quedamos 112 hombres. En Malisevo, otros 50. En Orahovac. Dos centenares de albanokosovares en el pequeño pueblo de Orlate, que ardió por los cuatro costados. Otros 200 en Podujevo. Entre 20 y 30 en Prizren. 115 en Srbica. Medio centenar en Rogovo. Al menos 30 en Suva Reka. Entre 150 y 160 en Velika Krusa. Cuatro adolescentes fueron ejecutados en una escuela de Vucitrin. Los cuerpos de 70 hombres y adolescentes fueron hallados por refugiados en Pastasel.
Un refugiado afirma haber visto camiones cargados de civiles en Kacanik. Medio millar de kosovares fueron utilizados como escudos humanos en Klina durante los ataques a la guerrilla del Ejército de Liberación de Kosovo. En Kotlina han desaparecido más de 50 hombres. Los refugiados afirman haber visto cómo en Kosovo Polje los serbios encerraron a los kosovares en sus casas antes de lanzar granadas en el interior.
Las denuncias de casas quemadas se extienden por toda la provincia, desde Malisevo a Podujevo o Popovo. O pueblos enteros como Acareva, como Lokovac. O Kosovsca Mitrovica, donde han ardido 200 casas y han sido ejecutados muchos notables.
La OTAN está convencida de que existen campos de concentración. Algunos para encerrar a los prisioneros en tránsito, como el campo de fútbol de la capital, Pristina. Otros permanentes, como una fábrica minera en Glogovac, el estadio de fútbol de Pec, una escuela en Vucitrn.
EE UU dio ayer un paso adelante en su guerra psicológica contra Serbia amenazando a nueve miembros concretos de su cúpula militar con la posibilidad de ser acusados de crímenes contra la humanidad por la participación de sus unidades en la limpieza étnica en Kosovo. En un intento de crear un clima favorable a una rebelión militar contra Milosovic, el Departamento de Estado dio los nombres de los nueve altos oficiales y añadió que, de terminar siendo acusados, no podrán esgrimir en su defensa que obedecían órdenes de su presidente.
"El hecho de que alguien haya ordenado la comisión de los crímenes no libera a ninguna persona de su responsabilidad individual de los mismos", dijo James Rubin, portavoz del Departamento de Estado. Según Rubin, el Tribunal Internacional de La Haya que persigue los crímenes de guerra cometidos en Bosnia y Croacia podría considerar al actual mando yugoslavo responsable de las atrocidades que, según la OTAN, se están cometiendo en Kosovo. Rubin precisó que Washington no acusa a los oficiales de haber ordenado esos crímenes, sino de no haber hecho caso a las advertencias de que tropas bajo su mando los están cometiendo. Rubin identificó a los siguientes oficiales: general Vladimir Lazarevic, coroneles Milos Mandic, Emladen Cirkovic, Dragan Zivanovic, Krsman Jelic, Bozidar Delic, Radojko Stefanovic, Milos Djosan, y comandante Zeljko Pekovic.
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