El armador del "Marero" considera muy difícil acceder a los restos del pesquero frente a Lacanau
Tan sólo existen indicios, pero suficientes para atreverse a pensar que el obstáculo con que toparon las redes del pesquero galo Lagarde II podría ser el casco del Marero, que naufragó en aguas francesas el 19 de diciembre. "Eso sólo se puede saber sumergiéndose hasta el fondo", afirmó ayer el armador del pesquero pasaitarra, Enrique Chouza. Y es que los supuestos rastros del Marero, que en su naufragio se llevó la vida de ocho personas, se encuentran a unos 160 metros. Los familiares del marinero cuyos restos se hallaron el viernes se desplazarán a Francia para identificarlo.
La noticia sorprendió a los familiares del Marero el pasado viernes y causó un nuevo sobresalto en la población pesquera pasaitarra. Supieron que las redes del Lagarde II -que vende su pescado en Pasaia desde hace 10 años- sacaron a la superficie el cuerpo, presuntamente, de uno de los tripulantes del palangrero pasaitarra cuando faenaba a unas 80 millas náuticas de la localidad gala de Lacanau. Inmediatamente después los pescadores franceses vieron un proyector de sonda y un carrete de pesca de bonito perteneciente al Marero. Más tarde, sus redes se engancharon a 160 metros de profundidad. Este hecho y los hallazgos del cuerpo y los objetos invitaron a pensar que podría tratarse de los restos del palangrero. Era mucho más que un indicio, si se tiene en cuenta que en enero se recuperaron otros útiles del Marero por esta zona. El capitán Zeile, del pesquero francés, comunicó entonces al Centro de Salvamento de Soulac que había encontrado los restos del pesquero desaparecido el 19 de diciembre. Y posteriormente informó de la noticia al presidente de la Cofradía de Pescadores de Pasaia, Jaime Tejedor. No puede confirmarse Pero todo esto no es suficiente para poder confirmar la localización definitiva del Marero con total seguridad. Al menos, así lo cree Enrique Chouza, quien apela a la prudencia y afirma que sólo podría ratificarse "bajando hasta el lugar donde se supone que se encuentra hundido". Juzga prácticamente imposible acceder hasta los supuestos restos del palangrero pasaitarra, donde no se descarta que puedan encontrarse los cadáveres de los otros seis tripulantes que perdieron la vida en el siniestro. El armador del Marero, que desmintió que los supuestos restos del barco se localizaran con un sonar, cree que las especulaciones son "disparates que están poniendo nerviosas a las familias de los tripulantes". Son ellos quienes llevan meses reviviendo la tragedia del naufragio del barco. El Marero mantuvo el 19 de diciembre de 1998 su último contacto con la Cofradía de Pescadores de Pasaia. Dos días después, los servicios de rastreo se echaron a la mar, ante la falta de noticias del pesquero, que se encontraba faenando en aguas francesas. Las labores resultaron infructuosas hasta que a mediados de enero se localizaron diversos restos del barco. En febrero, el arrastrero Alba do Mar encontró el cuerpo de Enrique Dos Santos, de 29 años, uno de los tripulantes del barco, en avanzado estado de descomposición. Todas las familias pasaron además por el mal trago adicional de tramitar las indemnizaciones, que se agilizaron considerablemente con respecto al plazo legal establecido. Ahora, una de ellas deberá desplazarse a Francia, previsiblemente hoy, para corroborar la identidad del cuerpo hallado el pasado viernes por el barco francés en aguas del Golfo de Vizcaya e iniciar los trámites de repatriación del cadáver a suelo español. Lo que sí está más que claro es que el cadáver es uno de los tripulantes del Marero. A pesar del avanzado estado de descomposición del cuerpo, había sufientes pruebas materiales como para deducir la identidad del fallecido. El cadáver vestía una camiseta de color caqui, un pantalón azul marino y unas zapatillas de deporte de color negro con una banda blanca. Pero la Cofradía de Pescadores de Pasaia se ha preferido guardar silencio hasta que la familia corrobore la identificación que se baraja.
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