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OFENSIVA ALIADA CONTRA SERBIA

La OTAN espera al buen tiempo para lanzar un ataque demoledor contra las fuerzas serbias

La Alianza Atlántica cumplió ayer, aunque no lo celebró, su 50º cumpleaños. Lo hizo enfrascada en su primer ataque contra un país soberano. Un ataque para restablecer los derechos de los albaneses de Kosovo, que va a vivir un recrudecimiento en los próximos días. La Alianza quiere aprovechar el buen tiempo que se avecina en los Balcanes para lanzar una gran ofensiva contra las tropas y las instalaciones del Ejército de Slobodan Milosevic. En los últimos días, y a pesar del mal tiempo, los aviones aliados han destrozado puentes, cuarteles de la policía y plantas petrolíferas.

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Por primera vez desde que empezó la campaña aérea, el 24 de marzo, fuentes aliadas se mostraban ayer claramente optimistas por la evolución de la situación militar. A pesar de los reveses de imagen que ha sufrido la Alianza por la crisis humanitaria desatada por Milosevic, los militares aliados empiezan a encontrar signos de que el dictador serbio "no puede aguantar mucho tiempo más". "La televisión serbia ha difundido imágenes de los cuarteles y las plantas petrolíferas dañadas en los últimos días, pero el daño que estamos haciendo es muy superior al que ellos muestran", aseguran fuentes aliadas.Los ataques se han intensificado. El viernes, la OTAN bombardeó por primera vez dos edificios en el centro de Belgrado, destruyendo las sedes de la policía especial serbia y yugoslava. El sábado destruyó dos puentes sobre el Danubio en el norte del país. En la madrugada del domingo los ataques afectaron al puente de una autopista en Voivodina. Y en la periferia de Belgrado los aliados han destruido una refinería, dos depósitos de petróleo, un centro de comunicaciones por radio y la sede de un centro de entrenamiento de la policía especial, "donde se les enseñaban las técnicas de tortura a los policías de Milosevic", según fuentes de la OTAN.

Gran ofensiva

"La población civil ya no tiene gasolina. Todo el combustible ha sido destinado al Ejército. Por eso atacamos los depósitos de petróleo, para inmovilizar a las fuerzas que desatan la represión y la limpieza étnica en Kosovo", añadieron esas fuentes. "Creemos que Milosevic empieza a estar tocado y que no va a poder aguantar mucho más tiempo esta situación", afirmaron estas fuentes. Es uno de los primeros signos de verdadero optimismo de los aliados sobre los efectos de los ataques.Fuentes de la OTAN admitieron que en los próximos días u horas puede desencadenarse una gran ofensiva aprovechando que las previsiones hacen creer que el tiempo va a ser mucho más favorable para los ataques aéreos. "Nos bastan dos días de buen tiempo", han llegado a decir los portavoces aliados. "El tiempo mejora y vamos a aumentar los ataques a las fuerzas sobre el terreno", declaró ayer el portavoz militar aliado, el comodoro David Wilby.

La OTAN cuenta ya con 428 aviones en la zona. A éstos hay que sumar los otros 13 aparatos F-117 (invisibles) que Estados Unidos ha decidido enviar y los 75 aviones - 46 de ellos de combate- que viajan en el portaaviones estadounidense Theodore Roosevelt, que hoy llegará a aguas del Adriático.

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La Alianza dio el sábado, a última hora, un giro en su visión del problema de los refugiados. Desde entonces ya no sólo habla de la dramática situación actual. Se refiere también al futuro. Y ese futuro pasa, a sus ojos, por el abandono de Kosovo por parte de las fuerzas serbias y la entrada de tropas aliadas para acompañar el retorno de los refugiados.

Esa entrada no se realizará nunca por la fuerza, insistieron ayer los portavoces aliados. No se trata tanto de tomar Kosovo para expulsar al Ejército serbio como de ocupar el terreno que dejen los serbios para dar garantías a los refugiados de que pueden volver a sus casas. En la práctica, la idea es crear una especie de protectorado internacional en Kosovo, aunque la OTAN reniega de esa definición. "Si va a haber o no un protectorado es un debate que no incumbe tanto a la OTAN como a la comunidad internacional", subrayaron fuentes atlánticas.

De momento, Rusia no ha sido asociada a este proyecto, que tendría muchas más posibilidades de éxito si contara con su apoyo y con sus tropas. Moscú avaló la paz acordada en Rambouillet y nunca admitida por Milosevic, pero no está claro que quiera sumarse a algo que se parece a Rambouillet pero que se diferencia precisamente en que ya no requiere la firma de Milosevic, aunque sí su aprobación tácita, porque es condición imprescindible la retirada previa de las tropas y la policía especial serbia. En los próximos días puede convocarse una reunión del G-8, a petición de Rusia, para discutir la crisis de Kosovo. La reunión se convocará, probablemente, tras el consejo extraordinario que los ministros europeos de Asuntos Exteriores celebrarán el jueves en Luxemburgo.

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