Una de libros

Soy asiduo usuario de los libros que prestan las bibliotecas populares desde que me jubilé. Cuando estaba en activo compraba libros de Plaza, Reno, Alcotán, Austral, Bruguera, etcétera, pero cuando los libros se pusieron al precio de las joyas acabé leyendo gratis lo que me ofrecía, primero, la sección circulante de la Biblioteca Nacional, para terminar en las populares, y de ellas tengo que contar esto.Si se quiere leer un libro que no figura en el catálogo, se puede solicitar la compra del mismo, pero pasan los meses y su petición se archiva. No obstante, aparecen libros nuevos, algunos con títulos tan sugestivos como Llegar al Himalaya haciendo autostop o Cocinar la cebolla.

Algunas obras dignas de leerse al fin hacen su aparición en el fondo bibliográfico, pero curiosamente hay muchísimos títulos que se repiten en todas las bibliotecas populares, lo que supone un desembolso y al mismo tiempo un sensible retraso en actualizar los fondos de las bibliotecas. Podían adquirirse los libros siguiendo el criterio que en cualquier tienda dedicada a su venta se puede contemplar: los diez libros más leídos y comprar uno, destinado a una de las bibliotecas populares y en las otras, en la ficha correspondiente, indicar en cuál de ellas se encuentra el libro adquirido a disposición de los lectores, con lo que los ficheros estarían actualizados y con menor gasto. Claro que todo esto ¿a quién le interesa?-