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El Gobierno serbio captura y exhibe como rehenes a tres soldados de Estados Unidos

Clinton hace responsable a Milosevic de lo que les pueda ocurrir a los militares

Andrew Ramírez, James Stone y Steven Gonzales, dos sargentos y un soldado del Ejército norteamericano, están en manos del Gobierno serbio. Cayeron prisioneros después de un intercambio de disparos con soldados serbios el miércoles por la tarde, mientras patrullaban en una confusa zona fronteriza entre Macedonia y Yugoslavia. Los militares, con heridas en los rostros, aparecieron el jueves en la televisión yugoslava. El presidente serbio, Slobodan Milosevic, que recibió a un enviado del Vaticano, tuvo además un encuentro con el líder moderado kosovar Ibrahim Rugova. Para la OTAN es dudoso que Rugova actúe con libertad.

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Jovica Jovanovic, miembro del Gobierno provisional serbio de Kosovo, señaló que los tres soldados deben comparecer ya desde el viernes ante un tribunal militar para ser juzgados. El presidente estadounidense, Bill Clinton, dijo que ?no hay nada que justifique la detención, el secuestro y menos aún el juicio?. Clinton hizo responsable a Milosevic de lo que pueda ocurrir y subrayó con solemnidad: ?EE UU cuida de los suyos?. Poco después, el Pentágono anunció el envío a la zona del conflicto de 13 aviones F-117, idénticos al que fuerzas serbias derribaron el sábado. El viceprimer ministro de Yugoslavia, Vuk Draskovic, aseguró a EL PAIS que los soldados serán bien tratados: ?Un enemigo capturado no es enemigo para los serbios?.

En cuanto a la sorprendente aparición de Rugova en Belgrado, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán le invitó a Bruselas o a Bonn, en nombre de los ministros de Italia, EE UU, Francia y Alemania, para que explicara sus puntos de vista sobre el conflicto.

Mientras tanto, el secretario general de la Alianza, Javier Solana, aseguró que la organización ?permanece unida?. Solana afirmó que no hay riesgo de que el conflicto se extienda. Por su parte, el Gobierno ruso eligió estas fechas de tensión para lanzar un misil intercontinental desde un submarino en el mar de Barents, en Escandinavia. El proyectil hizo blanco en la península de Kamchatka, en el extremo oriental de Rusia, a 12.000 kilómetros de distancia.

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