Joxe Alberdi expone en San Sebastián sus trece bustos de Lope de Aguirre
Joxe Alberdi (Azkoitia, 1929) es un hombre "sin patria" y un artista cosmopolita. Este niño de la guerra que salió de Euskadi con 14 años y se formó en Gran Bretaña como escultor e ingeniero ha trabajado siempre en el exilio, primero en Londres y después en Denia (Alicante), con incursiones esporádicas en Euskadi. Ahora expone parte de su obra escultórica en la sala Garibai de la Kutxa hasta el día 11 de abril.
En el centro geométrico de la sala una plataforma giratoria soporta 13 bustos de Lope de Aguirre, de quien Joxe Alberdi tiene dudas sobre su "humanidad". La furibunda figura del conquistador vasco preside la exposición: unas cabezas con múltiples hendiduras, bocas gritonas, ojos desmesurados y desiguales y labios entreabiertos perfilan la personalidad de este "endiablado personaje". Alberdi pretende en la serie Buscando a Lope de Aguirre combinar "la caricatura y lo sublime" a partir de la manipulación de maderas nobles rescatadas en su mayor parte de Latinoamérica. La exposición de Joxe Alberdi se acompaña de bocetos y esculturas más tiernas, como los homenajes que dedicó a su padre, hecho a propósito con un tronco de tejo inglés porque "atrae al relámpago y es el árbol bajo el que se reunían las brujas de Zugarramurdi", asegura el escultor. Un gran "ojo vigilante" representa la continua custodia paterna, justo al lado de una pequeña pieza en honor a su abuela y un busto en bronce que fotografía el rostro de su hijo. Alberdi domina sobre todo la madera, pero también el bronce, la resina y los materiales fundidos. La idea original siempre arranca de un dibujo, y después surge la tercera dimensión. Está presente y ejecuta todo el proceso creativo, sin dejar que nadie interfiera en él. Sus manos han conseguido modelar sin descanso todas las esculturas, sin importarle el tiempo invertido. Así se comprende que haya empleado más de 30 años en finalizar su particular Homenaje a García Lorca. La obra escultórica de Alberdi se halla esparcida por todos los rincones del extranjero. Muchas permanecen en Inglaterra, como los conocidos Toros de Birmingham, pero otras se reparten entre el País Vasco y Alicante. En Bilbao dejó las imágenes de la parroquia del Corpus Christi; en Vitoria, un Aitor en Ajuria Enea y un busto del lehendakari Aguirre, y en San Sebastián, un Pelotari frente a la playa de Ondarreta. Más recientemente erigió en su pueblo natal, Azkoitia, una escultura de once metros de altura, de material contrachapeado, que bautizó como Homenaje al pueblo vasco.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.